Jornada mundial de la Paz: Inteligencia artificial y paz
El día 1 de enero la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz. La celebración de la Navidad y el comienzo del año nuevo, con las esperanzas e interrogantes que vivimos en nuestro mundo, constituyen una ocasión para avivar el deseo de la paz y reflexionar sobre aquellas realidades que pueden ponerla en peligro. La experiencia demuestra que la paz es un bien frágil, por lo que hemos de prestar atención a todo aquello que pueda ponerla en peligro.
El tema sobre el que el Papa nos ofrece unas reflexiones en el mensaje de este año es de una gran actualidad. Los progresos de la informática y el desarrollo de las tecnologías digitales es algo que todos podemos percibir en la vida cotidiana, y que están transformando nuestros hábitos en muchos aspectos, como pueden ser la manera de relacionarnos los unos con los otros, la educación, el consumo o las relaciones con la administración. Entre los nuevos avances en este campo, hay que mencionar la inteligencia artificial, que comprende una “variedad de ciencias, teorías y técnicas dirigidas a hacer que las máquinas reproduzcan o imiten, en su funcionamiento, las capacidades cognitivas del ser humano”. Al igual que todos los instrumentos creados por el hombre para que el mundo llegue a ser una morada digna de toda la familia humana, estos progresos “presentan entusiasmantes oportunidades y graves riesgos, con serias implicaciones para la búsqueda de la justicia y de la armonía entre los pueblos”.
Algunos de los riesgos que el Papa menciona en su mensaje son: el control de los hábitos mentales de las personas y su utilización con fines políticos o comerciales, sin que los interesados sean conscientes; su uso en campañas de desinformación difundiendo noticias falsas; la posible pérdida de confidencialidad; la creación de una sociedad que vigila y controla a las personas; la capacidad de influir en las decisiones de los individuos por medio de opciones predeterminadas asociadas a estímulos y persuasiones; la intensificación de un individualismo que desvincula a las personas del resto de la sociedad; el peligro de que la humanidad esté cada vez más controlada por una minoría que actúa movida únicamente por intereses económicos o de poder; la acentuación de las desigualdades y “la acumulación del conocimiento y de la riqueza en manos de unos pocos, con graves riesgos para las sociedades democráticas y la coexistencia pacífica”.
El deseo de paz, que acompaña a la humanidad a lo largo de la historia, se ha expresado magistralmente en los textos de los profetas que anhelan una humanidad en la que las espadas se transformen en arados. Por ello, si no se cae en estos riesgos y se usa con responsabilidad ética en el ámbito educativo favoreciendo el pensamiento crítico y no anulándolo, la inteligencia artificial puede introducir importantes progresos en todos los ámbitos de la vida humana, mejorar el nivel de vida de muchos pueblos y naciones, y favorecer el crecimiento de la fraternidad humana y de la amistad social, convirtiéndose en un instrumento valioso para toda la humanidad. Pidamos a Dios que los seres humanos tengamos la sabiduría de utilizar los dones que hemos recibido de Él al servicio de la paz.