Extraña solidaridad
Dentro de esos límites, soy consciente de que, como político elegido por el pueblo de Calp, debo ofrecer las soluciones más idóneas a los problemas que se presentan. Eso es lo que esperan los ciudadanos y lo que guía mi trabajo diario, defendiendo y animando a ser innovadores y emprendedores, lo que implica a menudo buenas dosis de valentía, creatividad y riesgos, además de conocimiento, profesionalidad y experiencia.
Dentro de los intereses generales calpinos, los sectores del Turismo y el Comercio siempre han contado y cuentan con mi mayor apoyo, porque soy consciente de que son sectores estratégicos que inciden muy directamente en el empleo y bienestar de toda la población.
Por referirme solo a los últimos meses, en apoyo del Turismo y el Comercio calpinos, he puesto en marcha Firacalp, la feria gastronómica y de oportunidades comerciales en la Plaza Mayor, el programa Tapear en Calp, la campaña “Recuerdo Fotográfico”, he traído a Calp la celebración de numerosas actividades importantes que han aportado prestigio y diferenciación, como el Observatorio del Turismo de la Costa Blanca, con once ponentes de primer nivel, la campaña para captar hoteles de alto nivel que dediquen alguna estancia destacada al Peñón de Ifach, el concurso de ideas contra la crisis, he gestionado numerosas subvenciones y ayudado a los empresarios locales a pedir y obtener las que les puedan corresponder.
Hemos hecho conferencias con el profesor Domenec Biosca, he puesto a Calp de por vida como miembro del Patronato Provincial de Turismo de la Costa Blanca, con voz y voto, en el que solo están los cuatro municipios turísticos más importantes de la provincia, hemos creado la oficina de Congresos con los hoteles, hemos hecho el programa de dieta saludable para los niños, el programa de astrología nocturna y estamos creando el Patronato Municipal de Turismo para mejorar la posición de Calp como destino turístico integral que beneficia a todos, al Turismo y al Comercio local.
Todas estas pinceladas en un escenario de grave recesión económica, consiguiendo salvar una temporada turística y mejorar los resultados previstos en una campaña que se presentaba muy dura e imprevisible, con los abastecimientos y servicios municipales funcionando satisfactoriamente, a diferencia de otros municipios cercanos que han tenido cortes de agua y otros problemas graves.
Y nos encontramos con un problema en nuestras calles, que sucede igual en toda España, pero que en Calp supone algunas quejas, que es que tenemos censados en nuestro municipio varios miles de inmigrantes, de los cuales más de 300 son senegaleses y se dedican, como en toda España, a la venta ambulante allí donde pueden ganar unos euros para poder sobrevivir con una mínima dignidad humana.
Una cuestión muy complicada de solucionar porque se producen multitud de matices, de diversos tipos, de intereses enfrentados y en distintos planos humanitarios y mercantiles a la vez.
Buscando la mejor solución, siempre dentro de los límites legales y estrictamente en el ámbito de las competencias de un Ayuntamiento, que no somos ni el Ministerio del Interior, ni las Fuerzas de Seguridad del Estado ni la Presidencia del Gobierno de España, he intentado solucionar esta difícil situación que pasa, sin excusa alguna, por pensar una fórmula que permita a estas personas, porque son personas aunque a alguien se le olvide, poder comer algo todos los días y tener un techo donde dormir con sus esposas e hijos pequeños.
Después de numerosas conversaciones con este colectivo, convertido ya en asociación solo para los ya censados en Calp hace tiempo evitando así el efecto llamada, y para atajar la raíz del problema, llegué a un compromiso con estas personas, que consistió en que tenían que respetar nuestras leyes, abandonar la venta ambulante, vender solo productos que no fueran falsificados, no tener ningún tipo de problema de orden público, no presionar a los viandantes con sus ventas, aprender castellano y controlarse y vigilarse ellos mismos el cumplimiento de estos compromisos. A cambio, les cedería un espacio público donde pudieran exponer sus mercancías.
El poco tiempo trascurrido ya ha dejado bien claro que ha sido una buena solución, ya que se ha resuelto el problema en más de un 80% de forma satisfactoria. Todo este proceso lo he hecho a las claras, sin esconder nada, con luz y taquígrafos, estando informados de todo ello la Subdelegación del Gobierno en Alicante, el cónsul y miembros de la Embajada del Senegal en España, que incluso se han desplazado a Calp para conocer la situación en persona, a mis compañeros del equipo de gobierno y a cuantos me han preguntado al respecto en sesiones plenarias o fuera de ellas o por la calle, recibiendo incluso felicitaciones por el éxito de este proyecto piloto que, probablemente se ponga en marcha en otros municipios españoles. He recibido más de 1.500 felicitaciones con nombre, apellidos y DNI apoyando la idea.
Frente a esta acción humanitaria, me encuentro con la incomprensión y las críticas diarias de una recién nacida asociación de comerciantes y empresarios, presidida por una señora que ni es comerciante ni empresaria porque su negocio ha quebrado, que no ha creado un solo puesto de trabajo pero quiere darnos lecciones, que, al parecer, ha confesado entre sus allegados que lo que quiere es presentarse en las listas del PSOE y tener un sueldo de la administración, que no se le conoce actividad alguna ni propuesta seria.
Eso si, quiere que a los senegaleses se les cobren las tasas e impuestos por prestarles temporalmente un espacio público para poder subsistir, que les pidamos que paguen los autónomos alegando que estas personas son competencia desleal, que tienen la culpa de la bajada de ventas del comercio local, -es como si los restaurantes se quejaran de los comedores sociales por competencia desleal- que estamos produciendo un efecto llamada, que incluso vienen senegaleses desde Italia a Calp y otras barbaridades similares que ha dicho y escrito.
Cabría preguntar si piensan que debemos cobrar tasas o impuestos a Cáritas, Cruz Roja, Manos Unidas, las comisiones festeras, los clubs deportivos… Sencillamente absurdo.
Pero todo es “de buena fe”. Actividades, propuestas o iniciativas asociativas hasta ahora ninguna, salvo calumniarme e insultarme públicamente. Curiosa su “buena fe”.
Por cierto, entre ciertos empresarios de Calp, se comenta que hay competencia desleal en el sector de las floristerías.
Considero importante resaltar que un ayuntamiento, sus cargos públicos y técnicos, no tienen competencia alguna en determinar las personas que son legales o no, si un producto es original, copia, franquicia, cesión o lo que pueda ser. Es al Gobierno de España al que corresponden las fronteras, el control de entradas y salidas de personas y mercancías de todo tipo.
Lo que sí es problema del Ayuntamiento, nos guste o no, es tener en sus calles varios cientos de personas en condiciones infrahumanas, sin tener nada para comer y dormir, lo que desembocaría, sin duda, en problemas graves sociales y de convivencia que nos afectaría muy negativamente a nuestra imagen como destino turístico con carreras delante de la Policía, empujones y accidentes.
Es lamentable que algunos que presumen de solidarios y defensores de derechos humanos de las personas, sin discriminación de razas, sexos o religiones sean los que están creando una nueva campaña que tiene todos ingredientes de parecer orquestada para el descrédito y desgaste político, al más puro estilo de los actuales dirigentes socialistas calpinos, para los que todo vale, si sacan rendimiento a su favor.
A pesar de todo, y como responsable político, sigo abierto, como siempre, a dialogar con quien quiera hacerlo y a quien pueda aportar propuestas positivas y con buena fe, que mejoren las actuales circunstancias, porque siempre, todo, es mejorable en esta vida.