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Un experto aboga por demoler Marina d’Or

  • El plan de retirada ordenado que propone, ¿será solo para los humildes núcleos marítimos tradicionales con alto valor etnológico o también afectará a los tramos de costa que tienen poder económico y político?

Andreu Escrivà, en un artículo publicado en El País, propone “Un plan de retirada” para las construcciones de la costa como solución a la previsible subida del nivel del mar debido al calentamiento global, es decir, dejar la costa como estaba hace 150 años.

No le falta razón al alertarnos de que nuestro estilo de vida y producción basado en los combustibles fósiles, con ingentes emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmosfera, han causado un calentamiento global que nos está afectando en forma de un clima cada vez más extremo. La línea de litoral es y ha sido siempre una zona especialmente vulnerable, por lo que nos toca actuar.

Ante el cambio climático caben dos tipos de actuaciones, realizar acciones de mitigación para reducir las emisiones de GEI, e implementar acciones de adaptación que nos preparen para los retos con los que el cambio climático nos está acechando. Las acciones de adaptación en la costa pasan por impedir nuevas construcciones allá donde haya riesgos, y proteger aquellas que ya están construidas, no solo las que tienen un valor económico si no sobre todo las que poseen un valor patrimonial, como son los núcleos urbanos marítimos tradicionales, estos últimos mucho más respetuosos e integrados en el medio costero que los derivados de la especulación urbanística.

Existe una realidad incontestable, y es que el Servicio Provincial de Costas de Castellón ha hecho dejación de funciones a la hora de proteger nuestras costas, alteradas por barreras como los puertos, lo que ha causado la pérdida de importantes ecosistemas de litoral, sí, la pérdida de esas dunas móviles que son efectivamente la protección de nuestra costa, y de bastantes humedales que o han sido engullidos por el mar o se han salinizado debido a esta falta de protección, como ha ocurrido en la costa de Nules donde en algunos puntos el mar ha avanzado tierra a dentro más de 150 metros comparado con la costa de hace 100 años.

La ley de costas de 1988 y sus sucesivas adaptaciones iban a solucionar todos los problemas de las construcciones en la costa. La realidad incontestable es que la aplicación de esta ley de manera retroactiva y arbitraria no ha impedido las especulaciones urbanísticas y los impactos en primera línea de costa desde su aprobación. Muy al contrario, ha supuesto un caos que ha afectado sobre todo a aquellos tramos de costa en la que perduran casas humildes pero centenarias, traslación de esa arquitectura rural valenciana a la costa, con una carga patrimonial etnológica importantísima derivada de su estilo de vida y, además, en el caso de Nules, estas casas jugaron un papel fundamental como refugio en las duras batallas de la guerra civil que el pueblo de Nules sufrió en 1938, patrimonio vivo de la memoria histórica.

La experiencia nos dice que este plan de retirada que usted propone solo afectará a los tramos de costa donde ciudadanos de a pie hemos preservado las tradiciones y el legado de nuestros antepasados, y que las decisiones arbitrarias y abusivas por parte de la administración pública,
aquella que debería protegernos y no acosarnos, ha transformado el amor a este legado en un infierno en nuestros hogares.

Así pues, estamos totalmente de acuerdo con usted que necesitamos un plan a largo plazo, ordenado, pero realista, que tenga en cuenta los tres pilares de la sostenibilidad, el pilar ambiental, el económico y el sociocultural. Esto es lo que estamos solicitando desde hace años a nuestra miope, parcial e interesada administración pública.

Lo que sí resulta evidente es que merecemos unos políticos, dirigentes, asesores y técnicos de las AA.PP. que miren por los intereses de los ciudadanos, que planifiquen a largo plazo de manera ecuánime, y que piensen más allá de sus propios intereses, ambiciones personales y partidistas, y de los dictados de los lobbies.

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