¿No existen las cocheras para la casta política de Benidorm?
Recuerdo de niño mi primer viaje en tren desde Alicante hasta Madrid. Y recuerdo de forma entrañable que cuando se puso en marcha aquel imponente tren, y durante varios kilómetros, yo veía por las ventanillas de mi derecha y mi izquierda cantidad de locomotoras de vapor aparcadas en vías muertas. Yo pregunté a mi padre por qué aquellos trenes tan preciosos y tan imponentes estaban allí parados y viendo pasar a los nuevos que ya no necesitaban el carbón para funcionar. Mi padre me respondió que aquellas máquinas, aquellos trenes, que habían cumplido su misión, estaban allí porque o bien no funcionaban por viejos, o porque funcionaban mal, aunque me añadió que “los tiempos evolucionan y les habrá llegado el momento de su retirada”.
He querido usar este símil para llevarlo al asunto que quiero destacar de la situación que vivimos en España a nivel político, una situación de la que no estamos exentos en esta tierra, y donde estamos viviendo de forma inmerecida todos los ciudadanos, la deplorable y atroz gestión de una casta política, que a estas alturas, lejos de reconocer que ha llegado el momento de su retirada, siguen empecinados en seguir viviendo a costa de todos nosotros a base de mentiras, falacias, trampas, farsas, juegos de trile...y lo peor de todo, quieren seguir faltándonos el respeto.
Todos ellos, empezando por el inquilino de La Moncloa y terminando por el concejal de turno de Benidorm, pasando por el Palau de la Generalitat, siguen creyendo que quienes mantenemos en pie este país somos seres inferiores, y lo hacen insultando diariamente a nuestra inteligencia, que llegado al punto en el que estamos de corrupción, es evidente que la inteligencia de los ciudadanos de a pie es infinitamente superior a la de la casta de políticos de la que no se salva casi ninguno.
El desprecio hacia los alicantinos y los benidormenses ha ido quedando plasmada en la última década con las nulas inversiones nacionales en nuestra tierra, la misma tierra que ofrece “nuevas glorias a España” como dice nuestro himno regional, y que a cambio de la riqueza que aportamos, no hemos tenido ni hombres ni mujeres que nos hayan representado a nivel político, capaces de hacer ver y defender en Madrid lo que por justicia nos corresponde. Pero eso sería materia suficiente para un debate a fondo que ahora no pretendo abundar en él.
Quiero ceñirme a Benidorm, capital económica de una comarca donde los escándalos de presunta corrupción ya se acumulan en boca de todos, y afortunadamente, empiezan a llegar a los Tribunales de Justicia, que créanme lo que digo, van a tener que ir ampliando sus instalaciones porque el trabajo que les va a ir llegando en los próximos tiempos desde el Ayuntamiento de nuestra ciudad colapsará a los Magistrados y Jueces en su devenir diario.
Muchos dicen que lo sucedido en Marbella es “sopa de sobre” comparado con lo que puede aflorar en Benidorm desde las alcantarillas, las mismas que están colapsadas por inacción de la empresa a la que pagamos millones de euros al año, pero donde “no pasa res” porque la connivencia, y dicho coloquialmente, el “mamoneo” entre la casta política local y las concesionarias está visto y comprobado que es el principal foco de una presunta corrupción que pronto dejará de ser eso, “presunta” y tendrá nombres y apellidos de procesados y condenados que pasarán una buena etapa de su vida en la cárcel, donde ya les aguarda una celda para cumplir condena por todo lo que han hecho y están haciendo en contra de los intereses de una maravillosa ciudad como es Benidorm. Y recordemos que por muchísimo menos daño a sus pueblos, hay alcaldes españoles que están durmiendo entre rejas por unos cuantos años desde hace algún tiempo ya.
Benidorm y sus ciudadanos no podemos tolerar de forma alguna que esta ciudad haya dilapidado tres mil millones en tres décadas (500 mil millones de las antiguas pesetas), y aquí estemos con una ciudad vieja, sucia, vetusta, desvencijada, mal oliente, desordenada... con mil parados en cada barrio, y gobernada por tramposos e incompetentes que lo único que han sabido hacer bien, ha sido convertir al Ayuntamiento en una administración mórbida que sólo sus nóminas nos cuestan a todos 33 millones de euros al año.
Casi ciento sesenta millones de pesetas se nos van al año en Benidorm pagando a unos malísimos gestores que han gestionado en los últimos treinta años la friolera de quinientos mil millones de pesetas. ¿ Alguien se ha parado a pensar dónde están enterrados o dónde han ido a parar ni tan siquiera los 500 millones de euros últimos que ha fundido el gobierno de Agustín Navarro en estos últimos cinco años?. Porque no desvelo nada nuevo si digo que las principales avenidas de la ciudad, dígase la Avenida de Europa, del Mediterráneo, y Jaime I, por poner tres ejemplos, son más propias de un tercer mundo que de la pretensión de ser un referente mundial. Pero si nos adentramos barrio por barrio, es cuando nos damos cuenta de que en Benidorm no hemos tenido gestores públicos, sino que hemos estado gobernados y seguimos estando en manos de cuatreros y forajidos en grado supino.
Hace quince días argumenté en una columna de opinión por qué debían dimitir siete de los ediles del actual equipo de gobierno. Citaba al alcalde, ése señor que sigue sin devolver los 41.000 euros que cobró de más firmándose él mismo sus propias nóminas y llegó a decir que fue un “desfase técnico”, pero el dinero sigue sin devolverse mientras hay familias pasando hambre en Benidorm.
Cité a Juan Ramón Martínez por mentiroso y por incumplir el Plan de Ajuste. Lo que este hombre paga cada año a la contrata de basuras y limpieza debería costarnos la mitad, sí, la mitad. Y la ciudad no hace falta que diga yo cómo está, porque estamos a punto de ser declarados “insalubres” por la Organización Mundial de la Salud.
Cité al edil accidental de Bienestar Social Conrado Hernández, porque ha estado más de cuatro meses sin atender la petición de reunirse con las ONG´s de Benidorm, que están volcándose con los más desfavorecidos, mientras sí que tuvo tiempo para bailar y regocijarse en el Low Festival chapucero que nos dejó el campo de Foietes destrozado...estado en el que sigue tres meses y medio después de celebrarse su festival.
Cité al edil Pepe Marcet por su calamitosa gestión en materia de infraestructuras de alcantarillado. Recuerden que una tormenta de quince minutos estuvo a punto de arruinar a comercios y poner la vida en peligro de seres humanos porque no ha tenido la mínima valentía de exigir a Hidraqua, concesionaria que nos cuesta 11 millones de euros a todos los benidormenses, lo que esa empresa está obligada a realizar por contrato porque para eso cobra una millonada a nuestra costa.
Cité a Rubén Martínez, un chico venido a menos y preocupado solo por su imagen, quien sigue sin actuar en las infraestructuras educativas de la ciudad, algunas cayéndose a cachos, pero él sigue haciendo política anteponiendo el interés suyo a la vida de los niños, como sucede en el Vasco Núñez de Balboa.
Cité a Vicente Juan Iborra por no saber explicarnos por qué nos cuesta tanto limpiar un metro cuadrado de playa comparado con lo que vale el metro de calle si es que se llegasen a limpiar. Pero además, lo sucedido con el “apaño” de la estación de autobuses para legalizar lo ilegalizable será algo que algún día tendrá que explicarnos a todos....o a un juez.
Cité a Gema Amor, la llamada “Miss Transparencia”, porque sigue sin publicar su amplio patrimonio y su nómina en la página web municipal, y sigue sin aclarar al pueblo de Benidorm por qué apareció en los papeles del “Caso Bárcenas” como una de las donantes del partido....¿Es que Gema Amor daba dinero para asegurarse ir en candidaturas como lo viene haciendo desde que era una niña?
Y en quince días, la presunta corrupción en Benidorm me obliga a ampliar aquella columna y a citar ahora a más ediles. A los siete mencionados hay que unir en primer lugar a la concejala de Movilidad, Mari Carmen Martínez por redactar junto a técnicos y funcionarios un pliego de condiciones “ a medida” para adjudicar la ORA y el servicio de grúa a algún amiguete de turno, y que el Tribunal de Contratos ha echado por tierra por no ajustarse a Derecho. Toda una vergüenza.
Y en estos quince días hemos tenido el Pleno Ordinario de octubre, donde me van a permitir que les confiese mi impresión. Se trató de un Pleno político, ajeno y lejano a los ciudadanos, donde se buscaba una foto, una penosa foto que el tiempo vendrá a demostrar que estoy en lo cierto si digo que ¿cómo es posible que se hiciera el paripé en sede plenaria con la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, cuando dos meses antes les prohibieron acceder al salón de Plenos?. ¿Y cómo es posible que por una parte, todos los políticos, todos, se pusieran en plan “reyes magos”, y empezaran a aprobar bonificaciones, cuando hace cuatro meses se dijo que en esta ciudad no hacía falta aportar dinero público para los comedores de niños de familias pobres.
Como vemos, estos crápulas e indecentes son capaces de, por una parte hacerse fotos en beneficio de los más humildes, y niegan después que en Benidorm haya necesidad y penuria como ha sucedido con los comedores de verano. Son todos, simplemente, impresentables.
Y por eso, volviendo al arranque de mi columna, pido que se abran las cocheras para los políticos, y al igual que aquellas locomotoras de vapor estaban en vía muerta porque ya no servían o ya no funcionaban, o habían llegado “nuevos tiempos” como me dijo mi padre, creo con rotunda convicción que ha llegado el momento de aparcar para siempre a esta casta política de Benidorm, que nos ha arruinado y sigue despreciándonos a todos cada minuto que pasa en nuestro reloj. Así pues, si no abren ellos las puertas de las cocheras, abrámoslas nosotros a través del voto el próximo mes de mayo. Benidorm no puede soportar así ni un minuto más.