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Por Cristóbal Navarro - Presidente de Cepyme Alicante
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Empresarios vivos, muertos y… ¡mudos!

    Parece ser que ha molestado a muchos el discurso del Presidente de la Cámara de Comercio de Alicante. Bueno, no a tantos, porque hay una infinidad de empresarios “vivos” y -por desgracia- “muertos” que están completamente de acuerdo con el discurso.

    Luego están, los “mudos”, que con su silencio únicamente facilitan la desaparición de más empresas y la pérdida de más trabajo; estos hipócritas que, aunque piensen lo mismo, se pliegan al silencio porque sus actuaciones están tan alejadas de los empresarios que cualquier encuentro es pura casualidad.

    Pero, claro, es que no todos pueden hablar: Hay “mudos” de nacimiento y hay “mudos” por convicción y, luego, están los “mudos” por devoción. Los de nacimiento tienen poco reproche. Los de convencimiento es obvio que consideran que, a falta de capacidad para cazar otra cosa, pueden lamer unas “posaderas” determinadas y eso les mantiene alimentados. Y, finalmente, están los que lo son por devoción; éstos son los peores con diferencia, pues creen que el menú adecuado para un empresario es lamer sumisamente la misma parte del político de turno a cualquier hora del día. Esto es obvio, porque nunca han probado otro alimento y ni él mismo se considera capaz de conseguir otra cosa que no sea lo que ya entiende como un manjar. Éste último está atrofiado voluntariamente en el habla y, además, en la vista; no es capaz de ver que, más pronto ó más tarde, le dejarán de poner comida en el pesebre y, entonces, no sabrá cómo ganarse la vida, llevando a la ruina a él mismo y, lo que es peor, también a su entorno directo.

    Evidentemente, cuando los “afásicos” intencionados, puedan estar defendiendo su interés personal a ser rescatados del mundanal contacto con los indignados, quebrados, parados, y otras filas subversivas que tiene el sistema, es cuando se equivocan doblemente, porque “ellos” no entrarán en el reino de los elegidos, únicamente son marionetas, muñecos de trapo a los que se les incorporó un mando a distancia, para poder adentrarlos en los campos de minas y que protejan al que verdaderamente dirige detrás del botón.

    No podemos olvidar que, cuando un empresario tiene que cerrar su empresa, no solamente está perdiendo su puesto de trabajo y, muchas veces, el sustento de su familia, que trabaja con él en muchísimas ocasiones, además se le está condenando a la ruina personal, económica y social, a la pérdida de su patrimonio que ha mantenido comprometido en la actividad de crear riqueza y trabajo para otros, porque el reparto tributario y los costes sociales, no han dejado nada más en el caso de las PYMES.

    Por esto no es comparable. No se le exige a nadie más, por trabajar por si ó para otros, que deba tener permanentemente en juego la totalidad de su vida y la de su familia. Es evidente entonces que quien tiene como principal “arma” la palabra debe hacer uso de ella y levantarse contra quien pueda estar dejando de cumplir con sus obligaciones y gritar ¡BASTA!.

    Resulta obvio que no podemos dejar que un “afásico voluntario” sea quien defienda nuestros intereses, porque nunca hablará lo que debe y únicamente ha sido adiestrado para responder al “mando a distancia” y cuando no le llegan ondas de mando suficientes, instintivamente aplaude, porque su memoria genética le recuerda que siempre ha comido de aplaudir, aunque ahora tenga las manos ensangrentadas de tanto aplauso y siga con hambre, la campana de Paulov está haciendo mucho mal.

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