El Dorado no será Madrid 2020
Bueno, las Olimpiadas en 2020 serán en Tokio. Gran decepción para muchos madrileños, ¿para los valencianos? quizá pero por muchos otros motivos, sin duda, puesto que las prioridades son sin duda la educación, sanidad, dependencia o lucha contra la exclusión.
Quizá no nos deba extrañar tanto el resultado final de la candidatura de Madrid 2020, nuestro gobierno quizá pensó que como lo que va mejor no depende de él, la imagen o marca España, caso del turismo y las exportaciones, la candidatura de Madrid seguiría la misma suerte. En cambio lo que depende de él, como hacer una candidatura creíble, grabar el consumo o las facilidades de afiliación a la SS, estas han resultado catastróficas.
Mario Monti, hace meses decidió retirarse de la carrera, puesto que para él suponía una irresponsabilidad mantener una candidatura para un país en crisis. Para España, en cambio, un país en rescate bancario, era una cuestión de Estado, no así al parecer la sanidad, la educación o la dependencia. El gobierno de Madrid con casi 7.500 millones de euros de deuda acumulada, en parte, por los gastos en las candidaturas, esperaba una segunda burbuja inmobiliaria que sedujese a los lobbys de grandes empresas que dominan el COI, pero quizá por el bajo consumo y saturación de la construcción no vieron beneficios en unos años. El COI, ha hecho su criba, descartando, en primer término, el riesgo económico que suponía Madrid pero también social que en segundo término también suponía la candidatura de Estambul, recordemos las movilizaciones en Brasil contra los gastos de la Copa Confederaciones. Finalmente, ha escogido Tokio obviando fugas atómicas en Fukushima, porque parece que siempre es más fácil relativizar los riesgos medioambientales que los económicos y así nos va en este orden mundial de prioridades.
En esta esfera internacional, es curioso observar cómo los tres países de las candidaturas coinciden con EEUU en una intervención contundente en Siria, cuando se supone que los JJOO deben enviar un mensaje de paz, España no podía ser menos y nos tiene acostumbrados a apoyar intervenciones sin esperar a las pruebas. Esta precipitación, recuerda la que se repitió en Buenos Aires, improvisando una foto movida con Leo Messi que parecía que pasaba por ahí, lo que sorprende tras 4 años de trabajar una candidatura. Como inexplicables resultaban esas dudas a la hora de aplaudir o ser discretos durante la presentación de la candidatura. Excesivo, por incoherencia con una candidatura cuyo cartel era su austeridad, resulta observar el número de delegados, más de 180, muchos, políticos “invitados” a la gala con dinero público, como el concejal de deportes de Valencia, a vida cuenta de la situación del país, el resultado y de los 75 y 100 de Estambul y Tokio respectivamente.
Si bien nadie podía adivinar el desenlace, la campaña que apuntaba los últimos días que el 91% de los españoles apoyábamos la candidatura, siendo en Madrid y con la crisis económica, territorial, social y política actual en este país parece indicar que más bien lastrarían esa ilusión y unidad que si se evidenció con Barcelona 92. Tampoco parece haber resultado muy creíble y decidido para el COI una Ley Antidopaje exprés a la medida de la Agencia Mundial Antidopaje, cuando la atleta y senadora del PP Marta Domínguez se esconde tras la decepcionante sentencia de la Operación Puerto. Lo que podría indicar que este falso optimismo final y todas estas medidas apresuradas, y poco creíbles, parecían más medidas desesperadas por esconder un fatal desenlace que una apuesta real y decidida por el deporte y apostar por su futuro de forma sólida fuera cual fuera el resultado, como ya nos temíamos.
Todo parece indicar que si no se dedica un decidido esfuerzo por apoyar al deporte, el éxodo no sólo de la juventud en general, sino de las promesas deportivas está garantizada. Los programas ADO que se lanzaron en el 92, pueden languidecer en breve, las federaciones no aguantar más recortes que van del 40 al 70 % según el deporte. Especialmente peligran los deportes minoritarios, el deporte de base, el asociacionismo, la promoción escolar por los recortes en educación, pero también puede tener nocivas consecuencias la nueva ley Wert, que hace desaparecer la Educación Física del segundo curso de bachillerato en periodo de especialización y cuando el abandono deportivo es mayor. Con estos mimbres los resultados deportivos están en grave peligro porque al no haber un plan B, como parece ocurrir con tras la candidatura, la ausencia de regulación del ámbito y para sus profesionales, hará difícil que pueda ser fuente de trabajo estable para una mejor recuperación económica. Esta inercia de no querer mirar hacia atrás, de aprender de la experiencia de los 3 fracasos anteriores, del lastre que supone la difícil situación del país, parece más una huida hacia delante, de aquellos que cegados por medallas o intereses políticos no querían ver que esta nueva búsqueda de "El Dorado" no se encontraba en Buenos Aires, sino en una apuesta de futuro del deporte como fuente de cultura, de salud, de ocupación del tiempo de ocio que por desgracia abunda hoy, de otra forma de hacer turismo, rural activo o de bicicleta y de formación, también para la competición pero sin olvidar que el principal peligro es el grave riesgo de exclusión deportiva de tantos españoles si no se sigue apostando por el deporte, como uno de los motores para la salida de la crisis económica y de la depresión social, no en vano supone cerca del 4% del PIB nacional y un indicador de bienestar.
Bien hilado y ajustado.