Los derechos LGTB también son derechos humanos
En la madrugada del 28 de junio de 1969, la policía de Nueva York llevó a cabo una indiscriminada redada en The Stonewall Inc, un bar gay de Greenwich Village. La resistencia ofrecida por los clientes del local a ser arrestados –lo que dio lugar a tres días de atrincheramiento – y su rebelión contra la injusticia y la discriminación supuso el inicio del Movimiento de Liberación Homosexual.
Desde entonces, cada 28 de junio se celebra el Día del Orgullo LGTB, una fecha promovida por las comunidades de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales para promover la tolerancia y la aceptación, pero sobre todo para reivindicar la lucha por el respeto y la dignidad de las personas cualquiera que sea su sexo, orientación o identidad sexual.
Este año 2014 ha sido dedicado por las organizaciones de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales españolas encabezadas por FELGTB, al “Reconocimiento de los Derechos Humanos de las personas LGTB en el mundo”.
Las actitudes homofóbicas sumamente arraigadas, a menudo combinadas con la falta de protección jurídica adecuada contra la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género, exponen a muchas personas LGBT de todas las edades y en todas las regiones del mundo a violaciones flagrantes de sus derechos humanos, siendo objeto de persecución legal en muchos países como ponen de manifiesto los informes de ILGA y de Amnistía Internacional, que señalan que la homosexualidad está perseguida en 76 países.
En Europa, Rusia viola constantemente los derechos humanos de las personas lesbianas, gais, transexuales y bisexuales persiguiendo incluso su derecho de manifestación y de libertad de expresión. Croacia y Eslovaquia han prohibido constitucionalmente la posibilidad de que existan matrimonios entre personas del mismo sexo. En África proliferan las legislaciones contra las personas homosexuales y los defensores de los derechos humanos de las personas LGTB en numerosos países, con especial virulencia en Nigeria, Uganda y Camerún. Y en el mundo islámico, el prejuicio y el integrismo religioso hacen que ser lesbiana, gay, transexual o bisexual conlleve automáticamente la pena de muerte o la exclusión total.
Poner fin a la violencia y la discriminación contra las personas debido a su orientación sexual e identidad de género es un gran reto en materia de derechos humanos. Porque la libertad para amar a la persona elegida también es un derecho humano básico.
En España, también son mucho los ámbitos en los que cabe incidir para seguir avanzando en la lucha por la igualdad y por su derecho a la salud, el trabajo y a un desarrollo pleno de sus vidas lejos de la marginación y de la exclusión social. La anunciada modificación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, o la exclusión de las mujeres lesbianas, bisexuales o solteras de las técnicas de reproducción asistida son inaceptables y atentan directamente contra el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre su maternidad, y los recortes de más del 70% para la prevención, diagnóstico precoz y tratamiento del VIH pueden suponer un retroceso de 30 años de lucha contra esta enfermedad.
Asimismo, los informes sobre acoso escolar homofóbico nos dejan unos resultados aterradores: el 43% de quienes lo sufren se plantea el suicidio, el 35% llega a planificarlo, y el 17% ha atentado en alguna ocasión contra su vida. La retirada de la asignatura Educación para la Ciudanía, dejando fuera del currículo escolar el respeto a la diversidad afectiva y sexual, contribuye solamente a convertir la homosexualidad en un tema tabú en la enseñanza, extirpando la lucha contra la homofobia en las escuelas.
Una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros; que no ignora sus derechos, que no ofende su dignidad. Luchemos también por sentirnos orgullosos. Ese día, todas y todos seremos más libres y nuestra sociedad más justa. Los derechos LGTB son también derechos humanos.