¿Cuándo?

¿En qué momento perdemos la perspectiva?
¿En qué momento nos balanceamos de un lado a otro sin tener en cuenta nuestra responsabilidad?
En tiempos se guerra, aunque sea un enemigo invisible, un país como el nuestro se une con un solo objetivo, vencer.
Escuchamos discursos de todo tipo; leemos, sobre todo en redes, informaciones que no favorecen a eliminar situaciones de alarma y además nos quedamos sin perspectiva sobre la realidad, ya que no tenemos la posibilidad de verificar.
Tenemos que creer o no, y eso al final nos crea un sentimiento de ansiedad que nos persigue en nuestro encierro obligatorio.
No pensamos en llegar a esta situación, pero esta pandemia mundial, se ha instalado en nuestras vidas para desestabilizar el día a día y hacernos sentir débiles e indefensos, aún sabiendo cuáles son las claves para evitar y combatir esta plaga.
Ahora solo depende de nosotros, de cada uno de nosotros.
Nosotros nos tenemos que cuidar y cuidar a aquellos que son más vulnerables y los que padecen patologías crónicas.
Nadie estamos a salvo, pero ellos, nuestros mayores, son los que pueden sufrir y sucumbir a esta enfermedad y por ello tenemos que ser más responsables si cabe.
Estamos en tiempos difíciles y esto no acabará cuando acabe nuestro confinamiento, ya que esta crisis no es sólo sanitaria, también es económica y social. Por esto las Administraciones Públicas han de tomar medidas para paliar las consecuencias sobrevenidas de este paro obligatorio, en toda actividad, en nuestro territorio.
El estado de alarma se impone para detener el progreso de esta pandemia, que padecemos de manera global y a la que hemos tenido que ir adaptando las medidas de contención según la evolución en cada momento.
Hablar de posibles a toro pasado es muy fácil, por lo que lo que debemos hacer, sobre todo los responsables públicos, es demostrar nuestra unidad ante una situación tan grave y caminar juntos hacia la solución real del problema.
Las manifestaciones públicas deben estar en la línea de hacer pedagogía, para que la ciudadanía atienda a las indicaciones que nos llevaran a parar la pandemia y sobre todo en apoyo a las medidas que ya implantadas se tienen que cumplir.
Las medidas económicas que se lanzan desde el Gobierno de la Nación, históricas, atienden hoy a las necesidades de la situación de emergencia, pero tendrán que ir adaptándose a lo que está por venir y modificando aquello que no atienda de manera eficaz a aquello que demanda la ciudadanía.
Ayudas que van a paliar a diferentes sectores y que no van a dejar a nadie atrás.
Es cierto que nunca nos habíamos visto en esta situación y tenemos que hacer frente a lo desconocido y eso nos causa una gran incertidumbre.
Nuestros mayores nos dicen que es como en la guerra, que no caen bombas pero hay un enemigo ahí afuera y no podemos salir, porque nos costaría la vida.
Hoy más que nunca, tenemos que pensar de manera global y apostar.
Apostar fuerte, todo o nada.
Todo a la ciencia, a la investigación para descubrir una cura a esta pandemia que son las guerras silenciosas de nuestro presente y nuestro futuro.
No apostar nada, nada a los recortes en Sanidad, nada a la privatización, nada a los presupuestos mínimos en investigación, porque de ello depende nuestro futuro y nuestro Sistema Nacional de Salud; en definitiva, nuestra vida.
Ese sistema, con magníficos profesionales, que están ayudándonos a salir de esta situación inesperada.
Vamos a apostar por todos aquellos que nos ayudan, sin perder la perspectiva ni distraernos en nada más que luchar contra el virus.
A todos y todas los que hacéis posible que nos quedemos en casa y parar la enfermedad, gracias.
Os jugáis la vida por cuidarnos, gracias.
Seamos responsables y cumplamos las normas, porque de esta salimos unidos, no yendo cada uno por nuestro lado.
Por una vez hagamos juntos algo, sin mirar de qué color, raza o religión somos. El virus no distingue, le toca a cualquiera.
Luchemos juntos, nos lo merecemos.
¿Cuándo? Ahora, es el momento.