Cambio aforados por diputados
Existe una tradición en la Comunidad Valenciana, hablar de la reforma de la Ley Electoral Valenciana (LEV) cada vez que queda unos meses para las elecciones autonómicas. Esta primavera no iba a ser menos.
Hasta ahora eran solo intenciones, Compromís estaba fuera de las instituciones, así que apretaba fuerte para bajar la barrera electoral del 5% al 3% para no quedarse en puertas de entre en Les Corts. A ese empuje momentáneo Esquerra Unida se sumaba, tímidamente, como siempre hacen, para no molestar. Pero no transcendía de eso, puras intenciones, a las que el Partido Popular desde su mayoría absolutísima respondía cual padre dando lecciones: “El debate de bajar el listón electoral es demasiado pobre y reducido”, y ahí acababa la discusión.
Tanto Esquerra Unida como Compromís han pasado esta la legislatura con escaños en Les Corts, representación que consiguieron hace tres años, y les ha servido para no volver a sacar a debate la que era su batalla, ese cambio en la LEV. Con buenas perspectivas para las autonómicas 2015, pensarán que la famosa barrera “antidemocrática”, recordemos que el Bloc lo llevó hasta al TSJ en 2007, ya no es “antidemocrática”, que no es una prioridad, y que mejor no menealla.
Así que en esta posición, el que si que tiene ahora una necesidad imperiosa para cambiar la LEV es el Partido Popular. El PPCV necesita muchas circunscripciones en las que realmente corten el bacalao los diputados provinciales y sus dádivas, necesitan que los diputados a elegir sean menos, obviamente quitándole representación a los ciudadanos de las grandes urbes y subiendo de tapadillo aún más la barrera electoral… en resumen, necesita el milagro de los panes por los peces, sacar diputados de debajo de las piedras, porque el chiringuito se le desmorona.
¿Qué queréis desaforados? Pues cambiamos los cromos, un desaforado menos, por un diputado más… o, como decía el portavoz popular Jorge Bellver, ´Fabra "ha puesto todas las cartas sobre la mesa"´, confirmándonos que todo esto para ellos es un juego.
Y eso es lo que propone Alberto Fabra, un trueque, un juego totalmente opuesto a lo que la ciudadanía pide, una regeneración sin cartón, sin cromos, los ciudadanos no somos tontos y sabemos que está mezclando churras con merinas. Yo no le compro la jugada.