La educación socialista
¿Cómo lograr este objetivo?... Hay que cambiar la mentalidad de los niños en la escuela; hay que remodelar el espíritu, eliminar la inteligencia libre, teledirigir las informaciones, acabar con las creencias y símbolos antiguos, lograr una psicoterapia colectiva. Así se logrará una gran “revolución cultural”. Así lo hizo Rusia en 1917 y así la China de Mao.
Eliminar de la mente joven los mitos antiguos, la visión que del mundo y de la historia tuvieron sus mayores, cambiar sus creencias y escenarios. En una palabra, hay que desculturizar a un pueblo y ofrecerle un tallado nuevo, el tallado socialista.
En la escuela hay que saber jugar por la banda, romper la táctica del contrario e ir cambiando poco a poco lo que hay dentro de las cabezas. Y esto se puede y debe lograrse mediante una “educación para la ciudadanía”. Así piensa el PSOE de Zapatero.
Hay que fraguar en las mentes una fuerte dosis de ideas, como lentes que permitan ver el mundo no como es, sino como quieren que se vea. Los socialistas pretenden el control intelectual de la sociedad. Su primer objetivo es lograr que los que están a su alrededor compartan plenamente su ideología. A la chita callando, con apariencias de pluralismo y libertad, destilan la versión marxista del hombre y del mundo y ofrecen una constante condena y burla de los que no opinan y piensan como ellos. Todo ello lo realizan sin ningún remordimiento y plenamente conscientes de su trabajo.
Los socialistas confunden poder y cultura, expresiones, según ellos, sinónimas y tautológicas. El poder imprime su cultura. Hay que ofrecer la escudilla a los intelectuales con una mano y con la otra obligarles a la “ceja”. El socialismo necesita apoyos a favor de su cultura, profesionales que le sirvan, a cambio les cubrirá de subvenciones, honras y lisonjas.
Siempre hemos dicho que la cultura ni es de izquierdas ni es de derechas. Es curioso que de algún tiempo a esta parte la izquierda se haya apropiado de la cultura y un grupo de intelectuales se proteja bajo el poder de Zapatero, como moscas que acuden a un tarro de rica miel. La izquierda es sectaria y pretende que la cultura sirva a sus fines. Reducir la cultura a mero instrumento político, es despojarla de su grandeza. La cultura es parte integrante de la definición del hombre como tal. En todo hombre la cultura prima sobre la naturaleza. Lo específico del hombre está en no ser movido mecánicamente por su naturaleza, como ocurre en los animales, y ser considerado, ante todo, un ser de cultura.
Los socialistas, a lo Zapatero, no piensan así. Decía Jean Pierre Chevénement que “hay que cambiar lo que hay dentro de las cabezas”. Y en el famoso plan socialista francés Mexandeu, se dice: “la trasformación de las mentalidades es condición indispensable para profundizar en las conquistas del socialismo”.
Los socialistas quieren crear una sola escuela para todos, una escuela laica, crítica con la religión que, según ellos, frena el progreso. Una escuela de la que la izquierda tiene necesidad para afirmarse en la sociedad y adecuar el pensamiento de nuestros hijos al dictado de su ideología. Exactamente, más o menos, como hizo el nazismo. Para lograr todo esto es necesario controlar el aparato, a los profesores, asociaciones de padres y a los sindicatos de la enseñanza. Lenin decía que “la escuela colocada fuera de la política es una mentira y una hipocresía”. El socialismo está convencido que desde la escuela se creará una nueva ciudadanía, una lógica nueva para valorar la realidad.
Sobre el tema de la educación que se intenta imponer a nuestros hijos, a través de la educación para la ciudadanía, tenemos mucha tela que cortar. Sólo quiero apuntar el nuevo adoctrinamiento sexual que se está impartiendo a nuestros hijos. Vean los padres el material “Sexpresan” recomendado por el Ministerio de Educación. Seguro que a más de un padre le coge un sincope. Se esta impartiendo ya en Andalucía, Asturias, Aragón… y todo ello sin conocimiento absoluto de los padres.
Yo sólo quiero que los padres piensen que sus hijos, como dice Kant, no serán otra cosa que lo que la educación haga de ellos. Tenemos que sacar la ideología de las aulas y llenarla de conocimientos. Impedir que la ética socialista impulse a nuestros hijos por los suelos y por los rastrojos. Hay que impedir que se apoderen de alma de nuestros niños. El gran poeta Sung Li-chi-lai decía: “una cosa de las más lamentables de contemplar es una juventud echada a perder por una educación falsa”. No olvidéis que a muchos no les va a gustar que tengáis la lámpara encendida. Y os advierto que pretender coger una rosa y no clavarse una espina es difícil. La escuela es el lugar donde se educa y forma a nuestros hijos. Hay que enseñar a nuestros hijos a pensar y no tanto lo que deben pensar; hay que enseñarles a filosofar, y no precisamente filosofía. Luego que cada cual elija su camino.
