Zapatero tiene razón
Porque por una parte es evidente que una parte de la población continúa sin muchos problemas, aunque por desconfianza guarde el dinero en el calcetín y contribuya a la caída del consumo. Es la media España que puede pagar la hipoteca. La otra media no puede, pero cada vez pinta menos y es cuestión de olvidarse de ella. Como el déficit público, la crisis empresarial o la economía improductiva. Sabes que existe, pero acabas conviviendo con ello y ya no le haces caso.
Por eso las empresas no van a reinventarse, ni los sindicatos van a promover una mejora de la productividad real que haga más competitivos nuestros productos, ni será necesario formar a nuestros jóvenes para que salgan del túnel sin fin en el que están metidos. Juntamos cadáveres de cajas, de empresas endeudadas, de promotoras inmobiliarias o de parados sin futuro y ya tenemos un Frankenstein.
Eso le da una alegría y la razón al presidente del Gobierno y, además, contenta también a gobiernos autonómicos del PP o del PSOE, que no tienen más remedio que callar porque están más endeudados que el propio Gobierno central. Tanto Camps como Montilla se apuntan a la refundación de cadáveres porque no saben qué hacer con un PIB regional en desbandada.
Lo malo es que alguna razón deben tener las agencias calificadores de riesgo cuando una tras otra siguen condenando a España. O los datos de la OCDE, de FUNCAS o los balances de los primeros seis meses de la mayor parte de las empresas españolas. O lo último. El Indice de la Miseria publicado por el New York Times, y que sitúa a España a la cabeza de los países europeos en las previsiones para 2010 en déficit público y cifras del paro.
Con estos mimbres Frankenstein va a ser la alternativa, lo tengo seguro. Lo malo es que aunque el hombre reconstruido camine, sigue siendo un cadáver verde.