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Por Jesús Montesinos
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El tiempo perdido en la Comunidad Valenciana

    En las ferias del libro se han presentado esta semana dos libros casualmente importantes. Uno de Juan Antonio Garzón que demuestra que el valenciano Joan de Timoneda escribió en el siglo XV el primer libro sobre el “morro de punta”, avanzando lo que sería el ajedrez moderno. Y otro de Arantxa Martín que nos sitúa como a los personajes de “Momo” (Michael Ende) ante el valor del tiempo para determinar las prioridades. En la Comunidad Valenciana, en el año 2010, tenemos que aprender a poner en el valor tiempo cuáles son nuestras prioridades y a jugar al pedagógico juego del ajedrez.

    Podemos encelarlos con y contra Zapatero. O cual Guardiola con Gladiator generar suficiente autoestima para perder frente al Inter. O negar la mayor, siempre siguiendo la escuela del presidente del Gobierno de España, y sacar a pasear la bandera frente a cualquier enemigo de enfrente. Somos los mejores, no tenemos problemas y por lo tanto no cambiemos el carro ni las mulas. Henry Ford decía que si hubiera hecho lo que le pedía la gente y los directivos de su empresa su preocupación hubiera sido hacer un caballo que corriera mucho más. Pero acabó haciendo el Modelo T y cambió todos los sistemas de producción.

    Lo peor es que esta sociedad que fue capaz de auspiciar el ajedrez moderno no es capaz ahora de jugar con las reglas de un nuevo paradigma. La crisis es sistémica y va a afectarnos a todos y cada uno. Alcanzar el 23,4 por ciento de paro en la Comunidad Valenciana, cuando hace solo unos años estábamos rayendo el pleno empleo, significa que pasa algo más que la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera.

    Por eso resulta esperpéntico que las universidades valencianas se dediquen a promocionar las conferencias de personajes como Carles Sastre (ex Terra Lliure) en lugar de gestionar adecuadamente los millones del presupuesto (Esteban Morcillo, rector de la UV) disponibles para educación e investigación o que la UJI (Castellón) ande con una megalomanía de edificios mientras baja 11 puntos en el ratio de las universidades innovadoras.

    Fuimos capaces de enseñar a jugar el ajedrez y ahora enseñamos a medir el tiempo. Sin embargo nos hemos dormido en los laureles, confiando que el sol y la mar nos darán el maná que nos falta. Amén del consabido Alex Robira con “La Buena Suerte” otro experto como Peter M. Kash resume en cinco reglas las que deben cumplirse para convertir una crisis en éxito:

    1.- Escucha a tu corazón.
    2.- Escucha las críticas.
    3.- Sí, puedes.
    4.- No aceptar nunca un NO.
    5.-Ten fe en ti mismo, en tu esfuerzo y en la red de la vida.

    Lo peor es que en la Comunidad Valenciana hay pocos ciudadanos, empresarios o políticos dispuestos a aplicarse estas reglas, cuando resulta que en otras comunidades o países les está dando gran resultado. Hay que escuchar, porque entonces veremos que el problema no es Franco, Garzón o los miembros del tribunal Constitucional. El problema es sistémico: hay que cambiar el sistema de la justicia española. Y otra: ¿Por qué ofrecen las cajas tanto interés por el pasivo si luego no lo prestan? Pues porque la crisis es sistémica y hay bancos y cajas que deben hasta le uniforme del conserje de la oficina principal. Por eso, como enuncia Arantxa Martín, hay que tener muy claras las prioridades y ponerse a ello como si de una partida de ajedrez se tratara. ¿Pero hay alguien que quiera asumir ese reto? Lo dudo.

    (Sígueme en www.jesusmontesinos.es y www.twitter.com/jmontesinos)

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