Sobran aeropuertos, universidades y administraciones
Ha tenido que estallar de nuevo el conflicto de los controladores y la rentabilidad de los aeropuertos para que aparezca sobre el tapete la mala gestión de AENA (ministerio de Fomento) y el fin de la etapa de las vacas gordas. Lo que antes valía y era defendible ya no lo es ahora. Hay que reinventarse hasta el número de aeropuertos.
En su momento el aeropuerto de Ciudad Real o el de Castellón fueron defendibles, al igual como los trece que quiere construir la Generalitat de Catalunya, amén de sobredimensionar El Prat. Pero en solo dos años los tiempos han cambiado por razones de la crisis y hay que racionalizar los costes de logística. De los 45 aeropuertos españoles sobran la mitad y hace falta comunicar mejor estos con sus bolsas de clientes. Pues ya hemos avanzado un montón cuando alguien se da cuenta de que hay un problema. Pero ojo: el problema son los aeropuertos no los sueldos de los controladores. Esa es la chorrada de José Blanco para dar de comer a los titulares.
Pero lo mismo ocurre con las universidades. Este año son elecciones en varias de ellas y los nuevos rectores van a tener que aplicarse en dos cuestiones fundamentales. Sobran universidades (por la misma razón que piscinas cubiertas) y hay que profesionalizar la gestión universitaria. Con Bolonia en el horizonte inmediato hacen falta buenas universidades de primera, excelentes, competitivas, adaptadas al mercado de la demanda social, y centros de formación universitaria, que serán las más abundantes en este país. Y así como para las primeras hacen falta recursos y autonomía en el conocimiento, en las segundas hace falta atarse el cinturón y reorientar su papel.
No puede haber una universidad o dos por provincia que acaben dando las mismas carreras que la del al lado. No todas las universidades pueden hacer médicos ni todas tienen porque hacer abogados. Y respecto a la autonomía universitaria tres cuartos de lo mismo. Aquí nadie ha controlado los dineros que han gastado en cada departamento o despacho de cualquier universidad por aquello de la perversión del concepto de la autonomía universitaria, que es un principio de cátedra que no de tarjeta de crédito.
Y lo mismo con las instituciones. Ministerios solapados, consejerías solapadas con ministerios, nuevas instituciones que tienen como objetivo colocar los funcionarios sobrantes de los gobiernos solapados…Y así hasta la saciedad, representada por el proyecto de las veguerías catalanas. Lo que tuvo valor en la historia no puede ser en otra etapa donde la gestión administrativa de la proximidad se puede realizar con carpeta ciudadana (internet).
Valgan dos ejemplos de principio de austeridad. El Corte Inglés va a realquilar las plantas de sus centros comerciales que no resulten rentables y La Caixa venderá los locales de sus oficinas para no tener tantos recursos apalancados en metros cuadrados. Y son dos empresas con buenos beneficios incluso con la crisis a cuestas.
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