Jordi Sevilla dimite harto de mediocres
Con Sevilla las he tenido de todos los colores, y curiosamente todas marcadas por la defensa por su parte de esa mediocridad que ahora abandona. Cuando intentó montar un super Club Naútico en Castellón, cuando quiso liderar la guerra de familias del PSPV-PSOE en la Comunidad Valenciana sin enterarse que los Colomer, Francisco Toledo, Puig, Calles, Pla, Luna, Avalos e incluso Carmen Alborch o los Fabra son primos hermanos y solamente disputan cuotas de sueldo poder y fotos. Por supuesto, desde mi rosal de espinas yo también quería decidir lo que tenía que decidir Sevilla.
Sevilla quiso incluso enseñarle economía a Zapatero. ¡Osado ¡ ¡Atrevido! ¡A Dios no se le enseña como meterse en una zarza ardiendo sin quemarse! Con una cabeza de economista aguerrido en mil batallas felipistas, las chorradas de los Zapatero boys y sus colegas las Rajoy girls frente a la gravedad de esta situación económica le llevaban al infarto por mucho Pilates que diga que practica. Mejor declararse en rebeldía y poner precio a su cabeza en Price. Solo había que leer sus blogs para darse cuenta que la mediocridad reinante le provocaba agonía. ¿Hay alguna mente pensante que acepte que es tarea de la izquierda castigar las rentas del capital y las plusvalías?
Sevilla se va porque no hay aire en medio de tanta mediocridad. Lo peor es que la lista de los que se van a oxigenarse es muy superior a la de quienes sobreviven en la cloaca. Pero fuera hace frio y hay que ganarse el sueldo. Los que se quedan cobran precisamente por aguantar el olor. Por cierto. Como ya dejaste a Joan Navarro, ¿tienes vacante un puesto de asesor?