El BLOG de una PYME: Hay que vivir del gobierno
Ya he comentado que la historia de la economía sostenible es una quimera porque para ello hay que cambiar todo el sistema productivo español. Y eso no lo consigue Zapatero, Rajoy y mucho menos el Estatut, que ofrece un paraíso de empresas subsidiadas por la contribución nacionalista. Pero en el seno de este modelo improductivo subyacen peores tierras movedizas.
Véanse. Las universidades de este país reclaman más y más dinero para mantener su presupuesto. Y luego dedican parte del mismo a comprar derechos de autor de libros que arrebatan a editoriales privadas, contratarse como consultoras para proyectos a los que no pueden acceder consultoras privadas o formalizar patentes que luego venden a terceros sin necesidad de la inversión que han tenido que hacer investigadores privados. ¿Puede alguien intentar competir con una universidad?
Mis colegas de polígono cuentan y no acaban. Hasta el gestor de uno de ellos ha tenido que cerrar el negocio porque un catedrático se ha quedado con sus clientes, a los que atiende en su despacho de la universidad. Yo he contado que la UJI (universidad de Castellón) ha editado un libro de cocina pagando un precio que yo no pude alcanzar como editorial privada. ¿Qué coño hace una universidad compitiendo en el mercado editorial con dinero público?
Otro explica una de abogados. Con todo esto de la crisis, hay facultades enteras que ofrecen asesorías de gran relumbrón haciendo la competencia a profesionales que aspiran a ganarse el sueldo sin poder protestar porque no les llega la subvención de la consejería respectiva. ¿Cambiarán estas estructuras con la Ley de Economía Sostenible?
Estoy seguro que no, porque para eso desde las universidades hasta la menor institución oficial son pesebres que impiden el ejercicio libre de cualquier trabajo. ¿Por qué el principal recurso financiero de nuevos proyectos tecnológicos de Catalunya (KIM) está apoyado por la Generalitat y las universidades? Aquí nunca podrá inventarse Google y por eso Tuenti tuvo que ir a buscar financiación al extranjero. Sus inventores no trabajaban en un parque científico ni en la cámara de comercio; se curraban la vida sin red ni chalecos antibalas.