Bancaja-CAM, una fusión de hace treinta años
En tiempos de Joan Lerma como presidente de la Generalitat y de Antonio Birlanga como conseller de Economía se acometió una nueva legislación en las cajas que dio todo el poder a los políticos, a la usanza de cómo se había hecho en otras autonomías. Incluso las secciones de créditos de las cooperativas (25.000 millones de pesetas de la época en el interbancario) pasaron a estar en manos políticas, con el beneplácito del cacique local de turno. Aquellas decisiones políticas propiciaron el mapa financiero que ahora está vigente en la Comunidad Valenciana, aunque mucha gente crea que existe desde toda la vida.
La Caja del Sudeste fue tentada para unirse con la Caja Provincial de Alicante y formar la CAM, y con ello evitar la tendencia murciana que siempre ha tenido la burguesía alicantina para salir de la dependencia del cap i casal (Valencia). Luego vino la fusión de las dos citadas con la Provincial de Valencia y con otras menores.
A la entonces Caja de Ahorros de Valencia le tocó comerse la Caja de Ahorros de Castellón y otras menores para montar BANCAJA y generar un foco financiero a complementarse con la CAM. La necesidad obligó luego a comerse el Banco de Valencia. Las Cajas rurales crearon dos núcleos: uno lleno de vanidades en cada pueblo y otro que aglutinó varias entidades en Alicante y Castellón. Pero perdieron peso hasta que hace unos meses Juan Antonio Gisbert (antiguo director general de la CAM) inició un discreto proceso de fusiones por arriba para convertirse en alternativa del capital financiero rural a la almeriense Cajamar (que pugna por entrar en Valencia por cualquier puerta).
Así el mapa y después de que Eduardo Zaplana renunciara a la fusión Bancaja-Cam porque las fuerzas vivas de Alicante se le sublevaron en una comida en el Dársena, ahora Gerardo Camps vuelve a hablar de ello. El intento centrípeto de los años ochenta renace por la crisis. Obviamente el actual presidente de la CAM, Modesto Crespo, ya ha dicho que nada de nada, con el inefable argumento de la duplicidad de oficinas y personal. ¡Faltaría mas! (La pequeña burguesía financiera alicantina nunca aceptará ser engullida por la hambruna de la burguesía financiera valenciana).Y el presidente de Bancaja, José Luis Olivas, calla, porque sabe que será al presidente de la fusión. Pero nadie plantea que esa fusión es solo la punta del iceberg del arruinado sistema financiero valenciano. ¿Cuánto deben todas las cajas valencianas juntas? A eso no contestan ni Gerardo Camps cuando se pone a favor ni cuando Ripoll (presidente de la Diputación de Alicante) se pone en contra para defender el bastión alicantino.
Las cajas rurales extendidas por pueblos y ciudades están arruinadas, pero nadie quiere reconocerlo. La morosidad de la CAM y BANJACA les llegará al cuello, como a otras cajas, pero todos niegan la necesidad de la fusión porque quieren ser cabeza de león. Lo de los empleados y la duplicidad de clientes y riesgo es solo una excusa, que queda superada por la fuerza de los activos. Y sobre todo ante la nueva economía que viene hay que pensar a lo grande. ¿O le vamos poniendo a la CAM o a Bancaja nombre alemán, chino o madrileño?
Estoy arto de que políticos presuntamente corruptos tengan la desfachatez de seguir en sus reinos de taifas, acamps-ando a sus anchas, ¿no hay veguenza en este pais?... aun menos en los "ciudadanos" que siguen botando estos individuos. No tienen bastante con los ladrillos y reclasificaciones por doquier, ahora tambien quieren las cajas, ¡¡¡ Mi tesorooo!!!!, ¿estamos seguros en nuestros hogares?, o tambien los querrán?