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Por Jesús Montesinos
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Agel, Ceregumil, Dios y el fin del mundo para el 2012

    En internet, en las tertulias y hasta en las grandes revistas del pensamiento mundial proliferan debates sobre tres temas: la recuperación de nuevas redes de comercialización de productos exóticos e inútiles, la reaparición de Dios como objeto de discusión a partir del nuevo libro de Saramago “Caín” y el anuncio del fin del mundo para el 21 de diciembre de 2012, a partir de una subjetiva interpretación del calendario maya. Todos teman que definen un momento: cuando uno no sabe hacia dónde mirar acaba buscando alguien que le diga qué hacer.

    Lo de las redes de comercialización ha llegado a España intensamente a partir de la multinacional Agel, que ha montado un sistema que denomina multinivel cuando no es ni más ni más que el viejo modelo piramidal de timar y ser timado. La ventaja comercial de este producto para su penetración en el mercado es que lo que se recomienda boca a boca no es producto, sino la calidad de vida que te da consumir la salvación a través de un gel. ¡Si Platón levantara la cabeza!.

    En pueblos y ciudades españolas empiezan a celebrarse todo tipo de reuniones para montar redes de venta de Agel. Hay una comisión por la recomendación del producto y beneficios millonarios si amplias tu red comercial. Pero zumo de naranja, pastillas del doctor Andreu o ginseng concentrado lo venden en cualquier lugar. Agel te cambia la vida. Los bucólicos videos de promoción no venden gel, venden la salvación, la felicidad. Van a tener éxito seguro. Hace unos años la gente se compraba un piso o disfrutaba con el sexo o se hacía feminista. Mucho trabajo. Ahora hay que comprar la salvación. Agel o Ceregumil o los mil métodos que muchos definen como naturistas (ahora la verdad viene de China, como si solo hubiera una China) y sus variables son como las pastillas de “Soma” en “1984” de Orwell. Puro sectarismo de juzgado de guardia.

    Pero si no tienes bastante puedes intentar a acercarte a Dios. No intentes salvarte, de eso se encarga Dios; llámese Ala, Buda o el Espíritu Santo. Por eso las protestas por el libro de Saramago, que cuestiona a Dios y a todas las divinidades. La feligresía creyente no protesta por el libro, sino porque se cuestiona que la salvación de la crisis, de los problemas de cada uno y de todos vengan de la mano de un salvador. Esta sociedad en crisis necesita un salvador porque nadie quiere arrimar el hombro. Descartado Obama y mientras Zapatero se lo piensa es mejor recurrir al método clásico. Dios para que nos salve y los hornos crematorios para los infieles.

    Por eso alcanzan un éxito social todos los argumentos apocalípticos. El libro de Douglas Preston “2012” interpreta que el calendario maya da por sentada una alineación de planetas que nos va a llevar al fin del mundo para ese año. A partir de ahí hay sectas y hasta sanadores con título. El 21/12/2012 póngase una buena mortaja que será el fin. Nútrase bien con Agel y Ceregumil, rece a su Dios y espere el apocalipsis.

    Por suerte hay gente que interpreta a los mayas y la crisis de otra manera. Los más estudiosos de las ciencias sociales y económicas saben que lo que se está produciendo es un cambio del paradigma, que incluso puede derivar a bien en un cambio de sociedad. Hace doscientos cincuenta años pasamos del feudalismo al capitalismo y aquí estamos: a mejor. Y los más pragmáticos han hecho otra cosa. En la ciudad en la que vivo (Castellón), aparte de que montan redes de Agel he vuelto a escuchar por las calles el sonido de un afilador. Una oportunidad de negocio frente a la crisis.

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