El Miedo
Tenía este espacio de opinión (que amablemente pone a mi disposición elperiodic.com) como quien dice "muerto y enterrado", porque, hasta el domingo por la noche, pocas cosas me removían lo suficiente como para ponerme al teclado. Pero después de la noche electoral andaluza, el pasmo más absoluto en que nos sumieron a muchos los resultados, ha hecho que me rebele contra la indolencia a la que los escándalos, al final, nos acaban sumiendo a tantos por la fuerza de la costumbre. Y qué malo es acostumbrarse.
La tristeza de prever difícil un gobierno andaluz presidido por el PSOE está ahí, no lo negaré, la tengo, aunque no debe olvidarse que, aun con un resultado peor, el PSOE sigue siendo allí la primera fuerza. Hemos ganado otra vez, y ya van muchas, y por lo tanto también se acumula un gran desgaste político... pero aún más triste es ver cómo la extrema derecha de VOX ha emergido con contundencia. Y más que tristeza, lo que da es verdadero miedo.
Extrapolar los resultados andaluces al resto de comicios que están por venir, o a la Comunitat Valenciana (o a nuestra misma Borriana) puede que sea un error, aún no lo sé, pues cualquiera se fía ahora de las encuestas. Como quien dice, aquí estamos "acabados de reestrenar", pero también sería un error dejar pasar el asunto sin pena ni gloria y, lo que es peor, sin pararse a reflexionar. Sí: la cercanía con el ciudadano de a pié hace que en las ciudades se vote más a las personas que a las propias siglas pero, del mismo modo, la propia cercanía también permite manipular de modo directo desde los postulados más antidemocráticos y/o desde el miedo.
Y no lo voy a negar... siento miedo, porque en su momento eché un vistazo, casi de refilón, al "programa" de VOX, más parecido a un conjunto de eslóganes de barra gritados a pleno pulmón que a un verdadero programa, y me quedé impertérrito en segundos. Hablan, entre otras barrabasadas, de derogar la ley de protección de víctimas de violencia de género, dejando a los pies de los caballos a las más débiles cuando más nos necesitan a todos... y es muy triste, indigno, inhumano, insolidario y muchas cosas más.
Preconizan la protección de la familia "natural"; pero oigan ¿qué es eso de familia "natural"? Lo siento, soy egoísta, sé que me he parado en uno de los temas que más afecta... pero ¿es que mi familia no es "natural"? ¿somos acaso de plástico? ¿no merecemos el mismo respeto y protección que los demás? ¿en serio que hay quien quiere abolir las conquistas sociales que tanto sufrimiento y dolor han costado alcanzar? He de confesarles, y no me avergüenzo en absoluto de ello, que hasta que el Tribunal Constitucional no dijo que la ley de matrimonios entre personas del mismo sexo era acorde a la Carta Magna, pasé miedo, y que cuando se anunció su legitimidad me sentí libre, me sentí más como los demás y, por una vez, un pronunciamiento judicial consiguió emocionarme de verdad. Perdí el miedo y la vergüenza y empecé a olvidar todo el dolor que había ido acumulando por años de estigmatización social y discriminación brutales.
Hoy me niego a dar pasos atrás, pero aun con esa determinación lo reitero: una parte de mi ha comenzado a sentir miedo de nuevo, de esta España, que siempre parece tan políticamente picajosa entre derechas e izquierdas y que ha abierto la veda a que el extremismo conservador se instale en las instituciones otra vez, en perjuicio de los "diferentes", sean mujeres, emigrantes... u homosexuales.
¿De verdad que después de casi 40 años de socialismo andaluz se va a permitir una regresión política a los casi 40 años del franquismo? No se si tengo más incredulidad que miedo, pero desde luego estoy empeñado en rebelarme, y en las rebeliones propias, que son las más apasionadas, no hay lugar para la hipocresía: la ultraderecha nunca va a tener mi respeto. Jamás. Y es que la Constitución garantiza la pluralidad política, las libertades ideológicas, de expresión y pensamiento (hasta para los reaccionarios que no las respetan), pero no impone el respeto absoluto a la abominación en ningún artículo. No todo es respetable. Y los verdaderamente demócratas, seamos de un signo u otro, ni podemos ni debemos callarnos si se intentan pisotear los derechos de todos, porque los derechos de los "diferentes" son básicos para la convivencia a todos en una democracia auténtica.
El miedo es un arma poderosa, pero no puede ganar nunca a la libertad, y aunque me he permitido unos instantes de flaqueza, estoy más predispuesto que nunca a desenmascararlo esté donde esté... y aún conservo la esperanza de que las fuerzas políticas democráticas no se alíen con aquellos que, sin ninguna duda, pretenden destruirla desde dentro, aunque al final y como casi siempre, el tiempo dirá cada uno quien es, y si hasta entonces lo tenemos que lamentar mucho o más todavía.
Espero, sinceramente, que el miedo y su aliada más poderosa, la mentira, no puedan ni con ustedes ni con sus libertades. Ánimo.
Podemos junto a IU es extrema izquierda bolivariana y usted señor Gual gobierna con ellos.