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Valencià
Por Paco Ventura
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Fumar o no fumar

    Era el año 1.960, en un Pueblo situado en la vertiente meridional de La Sierra de Espadán, no lejos de nuestra Ciudad.

    Jóvenes de 16 años manteniendo “con todo estilo” un cigarrillo con la mano izquierda, pues según aquellos que ya llevaban varios años fumando, era ésta la mano del “pecado”.

    Ninguna prohibición había por aquel entonces, salvo el respeto de no fumar en casa de los padres o delante de ellos (por lo menos a mí se me inculcó este respeto).



    Algunos de aquellos jóvenes fumaban por tradición, pues en sus casas, tanto el padre como otros hermanos mayores, eran fumadores. A mí me pasaba lo contrario. En mi casa, ni fumaba mi padre, ni mi madre y además, no tenía hermanos, era hijo único (pubil, como diríamos en Valenciano).

    Cuando carecíamos de dinero suficiente nos amoldábamos a los Ideales, cigarros que más bien se llenaban de “trozos de madera”, que de hojas de tabaco; el Diana, y en ocasiones, con un taco de Caldo y un librito de papel, enrollábamos algún “cigarrito”, también al Celta Corto, que era una delicia, y de cuando en cuando, a algún tabaco rubio como El Bisonte.

    No obstante, en Navidades, o cuando disponíamos de algún “durete”, recurríamos al Camel, al Winston, al Chesterfield, a algún que otro mentolado y, cómo no, a aquellas cajetillas de “contrabando” como el Virginia Players. Por mi parte no fui nunca fumador de cigarros puros.

    La población de entonces, aunque menos intensa, también “fallecía”. Se detectaban enfermedades que no se sabía bien que eran, ni por qué se presentaban. Seguro que había cáncer de pulmón; Bronconeumonías; Pulmonías y un largo etcétera, pero no se achacaba tanto al motivo de fumar, simplemente, cuando uno tosía mucho, y era fumador, se le decía en son de guasa… ¡Fuma, fuma!

    Y todo esto, ¿Por qué? Se preguntarán.

    Simplemente por cuanto la nueva Ley nos está llevando de cabeza, pues yo, aunque hace más de treinta años que dejé de fumar, entiendo a los fumadores.

    ¿Es que únicamente es el tabaco el que produce enfermedades? ¿No tiene nada que ver la contaminación producida por tantos y tantos vehículos quemando gasolina, ni los vertidos incontrolados de ciertas industrias?
    Por supuesto que a mí me gusta frecuentar espacios libres en donde no tengas que “soportar” los humos de cigarrillos; cigarros puros, o “caliqueños”, pero tampoco de otras “sustancias” que libre e impunemente se consiguen y se utilizan sin ningún tipo de “rubor”.

    Pienso que todo es relativo y que los Gobiernos deberían estudiar fórmulas para, evitando que “todos fumen” (activos y pasivos), establecer sistemas alternativos, hasta que, poco a poco, se consiga que, al menos el 90% de la población, dejen de fumar.

    Si Vd. es una persona no fumadora… ¿Le molestaría que alguien en un Campo de Futbol de Primera División, sentado a su lado, se pasara todo el partido fumándose un “caliqueño”, recibiendo durante más de hora y media todo el humo en su propia cara? A mí me molesta, pero “me aguanto” porque, en el Campo de Futbol, no se han establecido, al menos que yo conozca, espacios para separar a FUMADORES de no FUMADORES, y como se trata de un espacio abierto, no está prohibido el fumar. ¡Toma ya! Y como me gusta el futbol ¿Qué hago? ¿Deja de ir el fumador o dejo de ir yo?

    Estimo que no vale la pena seguir poniendo ejemplos, pues lo único que cabe en una situación como esta, es analizar si la Ley, mientras exista una población de FUMADORES tan elevada, va a tener resultados positivos o no. Por lo demás, también soy de los que piensa que las terracitas al aire libre y las calles son para disfrutarlas igualmente los NO FUMADORES, por lo tanto a Vd., Sra. Ministra de Igualdad y de todo lo demás, le corresponde analizar la situación y, con su gabinete, tratar de establecer unas normas que satisfagan a todos, porque, como dijo Moisés… ¡Esto es la Ley, pero ya vendrá la Jurisprudencia! Por lo tanto, no espere a que se cree Jurisprudencia en este tema, y resuelva antes que la misma “joda a unos y otros”, ya que de lo contrario podría verse muy sorprendida.

    ¡Ah! Se me olvidaba. Cuando yo era joven y nos quedábamos sin tabaco, y sin “una perra gorda” para poderlo comprar, cantábamos aquello de… “Tengo una pena que me consume, y es que unos fumen y yo no fume, pues si fumara sería feliz, echando el humo por la nariz…” ¿Podría este fragmento de canción recogerse en la Ley “anti tabaco” para que al menos los FUMADORES se consuelen al dejar de fumar? ¡Que lo resuelva la Pajín”!

    De todas formas, por mi experiencia, ¡Dejen de fumar! Resulta muy saludable.

    Si no pueden, recurran, como remedio, a estas dos marcas. Ahorraran dinero y en poco tiempo dejarán de fumar. Estoy convencido.




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    comentarios 15 comentarios
    Juanvi
    Juanvi
    24/01/2011 01:01
    Aclaració per a nota

    Moltes gracies per l'aclaració Santiago. Ja m'extranyava que Pere IV se didicara a rimar apart de les seues ceremònies. Si que m'agrada la poesía desenfadada i per aixó vaig a buscar eixe llibre. Gracies

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