Correr los San Fermines

En mis años mozos, aunque con bastante miedo en el cuerpo, acudía con mis amigos a distintas Poblaciones de nuestra Comarca en donde se hacían “exhibiciones de ganado vacuno” o lo que es lo mismo “Bou pel Carrer”.
Poblaciones como Almazora; Bechí; Moncofar; Alquerías; Vall de Uxó; Chilches y menos en nuestra Ciudad por aquello de la prohibición que duró bastantes años, eran lugar de encuentro de jóvenes y menos jóvenes que aficionados al Bou pel Carrer, acudían durante prácticamente todo el verano para, o bien sufrir corriendo delante del morlaco, o bien deleitarse contemplando la estampa del mismo y ver el “juego” que daba.

Pero nunca se me ocurrió conocer “in situ” los San Fermines y creo que más por el miedo de ver en el peligro que se ponía la gente, que por cualquier otra cosa. Nuestro “Bou pel Carrer” era para mí algo muy distinto y se la “jugaba” aquel que por afición (como lo puede ser el Puenting; el motorismo, etc.) se enfrentaba de poder a poder con aquel toro que, con cinco años o más y un peso que rondaba o pasaba la media tonelada, se “exhibía” por el recinto de “La Vila”.

Este año, los San Fermines me dieron la razón.

Aquel fatídico día 12 de Julio quedará en la memoria de mucha gente, y no vale decir que San Fermín hizo el milagro. ¡No! ¡No! Pues si alguien piensa que el milagro fue que aquel toro no matara a mas de cuatro personas, lo dejaremos estar. Y no voy a decir que sobra la fiesta ¡Ni mucho menos!, sino todo lo contrario. El correr los San Fermines es algo tradicional y forma parte de esa cultura Navarra que no debe perderse, pero señores ¡Prudencia! Estimo que sobra mucha gente en el recorrido. Un corredor sabe lo que hace y lo que se juega, al igual que un recortador de Bou pel carrer. Pero ¿Lo saben aquellos que llenan la calle o La Vila pensando que los cuernos del toro son como los del caracol? Estimo que no y son éstos los que sobran. Sería bonito ver a los corredores “cuasi profesionales” correr delante de los toros, disponiendo de espacio suficiente y poniendo a prueba sus condiciones físicas sin que nadie se interpusiera en su camino, como lo puede ser el ver un recortador ponerse delante del toro y dominarlo con simples quiebros. Ellos se la juegan y ellos la entienden, pero si a un recortador le saliera por el lado contrario una persona que corre por correr y ambos chocaran en el momento que arranca el toro y se produjera una grave cogida ¿Cuál sería la reacción de los demás recortadores y de la gente que estamos observando estas actuaciones? ¿Se la imaginan?

Estimo que en los San Fermines es esto lo que está ocurrido y si no se pone remedio, cada año se producirán más “accidentes” de este tipo. ¡Lamentable!

Una contertuliana de un programa de televisión se manifestaba, el propio día 12 de Julio, indicando que “el que no quiera polvo que no vaya a la era”. Efectivamente, pero alguien, en la era, debe conducir la mula para poder trillar. ¿No les parece? Y estos trilladores, en los San Fermines y en el Bou pel carrer, deben ser los corredores “cuasi profesionales” y los recortadores.

Después, ya dentro de la plaza de toros, cuando el morlaco ya ha frenado su frenética carrera, o en La Vila, cuando el toro ya está más cansado de lo normal, que salga quien le apetezca, seguro que al corredor o al recortador, que ya han visto colmada su satisfacción personal, nada les importaría, y estoy seguro además, que tratarían de ayudar a todo aquel que se viera en una situación comprometida.

Son opiniones muy particulares y por lo tanto, válidas únicamente para quienes quieran compartirlas y, como de todo hay en la viña del Señor, cada cual que actúe como mejor le apetezca, yo, desde luego, no cruzaré las cataratas del Niágara por encima del alambre.