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Por Paco Ventura
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Aquellos tiempos de la gabardina corta

    Corrían los años 1.959/1.960 y aquellos que habíamos nacido entre los años 1.943 y 1.944, empezamos a cambiar nuestras costumbres.

    Aquella gabardina corta de la "cadenita" en la parte interior del cuello que, según se nos dijo, servía para colgarla en la percha, le sirvió a mi buen amigo V.S.U., como arma de defensa personal.

    Eran los tiempos en los que, Paco Villanova se encargaba de traernos todas las semanas, al Llar Fallero de la calle de los Ángeles, alguna atracción, y como norma, orquestas de renombre entre las que no podía faltar la nuestra, la de Burriana.

    Los Clipers nos deleitaban con sus canciones y nunca dejaban de dar cumplimiento a todo aquel que les solicitaba alguna canción en particular. A mí, y no es por ponerme "moños", no me hacía falta pedir ninguna canción en particular pues, mi buen amigo Jerónimo Córdoba (El trompeta q.e.p.d.), estaba muy pendiente de mí, y cuando aparecía por la entrada de la Calle de Los Ángeles, con mi grupo de amigos, hacia callar a sus compañeros de orquesta y con un "solo" de su trompeta entonaba la canción de Cleopatra. ¡Sí, sí! Aquella canción que destacaba la nariz de tan distinguida "señora".

    Yo, acercándome al escenario, que por aquel entonces se encontraba en la parte izquierda según se entraba por la calle de los Ángeles, y con todo el cariño del mundo, le susurraba a mi buen amigo Jerónimo..."Eres un maricón". Es obvio que quien me conozca, no dudará ni un momento del porqué de aquella dedicatoria de Jerónimo. Después del "susurro", nos dábamos un abrazo y seguía la fiesta.

    Pero no ocurrió lo mismo con mi buen amigo V.S.U. quien, advirtiendo que dos chicas estaban bailando sin compañero, dejó su gabardina corta (la de la cadenita en la parte interior del cuello) en una silla, y se mezcló entre las dos chicas para bailar... "suelto" por supuesto.

    Al momento apareció un "energúmeno" (mediría un metro ochenta y cinco centímetros. Mi amigo no sobrepasaba el metro setenta o quizás un poco menos). El energúmeno inició su presentación, pidiéndole explicaciones a mi buen amigo del porqué se había puesto a bailar entre las dos chicas, a lo que V.S.U. contestó, simple y llanamente... "porque las vi solas".

    El energúmeno, sin más, vació el contenido del vaso que llevaba en una de las manos sobre el rostro de mi amigo y éste, cogiendo la gabardina, empezó a "castigar" a aquel tipo, dándole a "diestro y siniestro" por la parte de la cadenita, sin que nada pudiera hacer para esquivar los "cadenazos" que le llovían por todas partes.

    Alguien, advirtiendo que aquello podía acabar mal, se apresuró a buscarme en el Bar que se encontraba al fondo del Llar Fallero a la derecha, y después de una corta conversación con mi amigo, se avino a razones y dejó de utilizar la gabardina.

    El "energúmeno" pagó su osadía con la vergüenza que le supuso que un "chaval" más joven y con menos estatura, le dejara en ridículo delante de sus dos compañeras. Creo que nunca habrá olvidado que las apariencias engañan.

    En aquellos tiempos y en ciertos ambientes, eran muy frecuentes estas equivocaciones y una de ellas la padeció "Makubalí", persona que participó en alguna que otra velada de boxeo de las que se celebraban en la terraza Villa Rosa (Cine de verano de la época), y que, para ello, entrenaba en el gimnasio de los Barrios, sito en la esquina de la calle de la Misericordia con la de Santa Lucía (Hoy Barranquet). Con el tal "Makubalí", entrenaban otros "aspirantes" como "Macuco" y el "Poyato", y otros más serios, entre los que se encontraba el admirado "Rubert Mauri", a quien hoy todavía podemos ver corriendo por la carretera del Puerto. Pues bien, una tarde, en el salón de Billares que regentaba Vicente Benlloch (Vicente el coixo), el tal "Makubalí", inició una discusión con alguien que tenía una parada de venta de pescado en el mercado de nuestra Ciudad, y "Makubalí", dándoselas de técnico en el arte de "darse tortas", se puso en guardia y, a pesar de "su técnica", recibió tan gran paliza que tuvimos que levantarle del suelo los que allí nos encontrábamos y, con lo que pudimos encontrar en el pequeño botiquín que guardaba Vicente Benlloch, le curamos las heridas que tenía en el rostro. Que yo recuerde, nunca más se acercó por los Billares.

    Por aquellos tiempos existía un lugar muy dado a que se produjeran peleas los fines de semana entre grupos con un notable poder físico y con ganas de "desahogarse", que no era otro que "el Bar de la Polda", bar que estuvo ubicado tanto en la esquina del Barranquet con la calle de San Agustín, como en lo que fue el Bar de (Vicent el tort) en el Grao de Burriana. Los hermanos Doñate; Los Terios y un largo etc., disfrutaron durante algún tiempo de este tipo de "camorras", aunque eso sí... SIN LA GABARDINA CORTA CON LA CADENITA EN LA PARTE INTERIOR DEL CUELLO.

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    comentarios 15 comentarios
    Fraisco Bota
    Fraisco Bota
    21/10/2011 08:10
    Fermin era un señor

    Fermin era un señor y una gran persona que tenia un corazón que no le cabia en el pecho. Lo que pasa es que se consideraba un dandy de la época. Además era un muy buen pelotari, jugaba con los aficionados pero lo hacia muy bien cuando jugaba contra Ramon de Porra, Antonio Marqués, Vicente Marqués, Batiste Viñes etc. Sabia lo de mongol por su forma de la cabeza, pero de lo de loco nada de nada.

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