A vora riu no faces niu
Este es el dicho que hay en mi pueblo y me imagino que en muchos sitios más. Yo lo ampliaría un poco más y diría que a la orilla de un volcán mejor que tampoco metas tu casa.
Por suerte en La Palma no ha habido perdidas humanas, pero sí cuantiosos daños materiales y, lo que es peor, daños al alma de muchos palmeros y palmeras que han perdido sus casas y con ellas muchos de los recuerdos y vivencias que ya se quedarán solo en su memoria.
Esto lo traigo a colación de que el cambio climático ya está aquí y que lo podremos suavizar, pero no evitar. Y es cierto, aunque lo hecho, hecho está, que aun podemos ser medianamente inteligentes y no poner nuestras casas, nuestras vidas y nuestras vivencias en sitios inadecuados.
Cuando veía muchas de las casas devoradas por la colada piroplastica del volcán “Cumbre vieja” me recordaba a todas esas casas ilegales que sin licencia se construyen en sitios idílicos: junto a un riachuelo, en una marjal cerca del mar, en un bosque lleno de pinos… Todos sitios muy bonitos, pero donde el peligro de que tengas una desgracia es enorme. Donde una Dana, un incendio de sexta generación o un volcán (viejo) puede suponer que lo pierdas todo. Hasta la vida si no fuera por los valientes bomberos que arriesgan su pellejo por ti.
Por eso, si estás pensando en hacerte una casa ilegal en suelo rústico, mejor pide licencia. La administración (tú ayuntamiento) te dirá si es el sitio adecuado para invertir los ahorros de toda tu vida o no. Y si te dice que no lo es, no te enfades, no construyas ilegalmente. Porque puede que más pronto que tarde… tengas que lamentarlo.