Urbanismo y fiestas: El urbanismo del bou al carrer
Después de los periodos de restricciones que hemos pasado por la pandemia del COVID-19, tenemos muchas ganas de fiesta. Necesitamos salir a la calle y juntarnos con los amigos. Pero ¿están nuestras calles y plazas preparadas para las fiestas populares?
Las carpas de casales o las municipales, las gayatas, las fallas, los cortes de calles, la falta de aparcamiento son todas cuestiones que sin duda afectan a la movilidad y cada año se solucionan como buenamente se puede. Pero ninguna de estas circunstancias parece que condicione especialmente el urbanismo de nuestras ciudades más allá de un par de semanas al año. Después todo vuelve a la normalidad.
Otra cosa diferente es cuando estas fiestas dependen del “Bou al Carrer”. Aquí la cosa se complica porque el urbanismo empieza a hacerse al revés: hacemos urbanismo para escasamente quince días al año.
Y no ponemos árboles porque debemos poner els cadafals, o porque no hay árbol que pueda crecer dentro de un recinto taurino. Se convierten en plazas móviles. Bancos móviles e incluso árboles y mini-zonas verdes móviles.
En Onda, como en muchos municipios de Castellón, las plazas emblemáticas del pueblo están diseñadas para dos semanas al año, las de Fira d’Onda. El resto del año, tristemente y salvo actos puntuales, están vacías. Son plazas duras donde el verde es periférico y escaso para que no entorpezca la plantà de cadafals.
Es el choque entre fiestas populares durante quince días, y el disfrute de la ciudad por todos los ciudadanos los restantes 350 días al año. Si no se llega a un equilibrio, las plazas se convierten en lugares sin vida la mayoría del año.
En cualquier caso: ¡FELICES FIESTAS! que nos las merecemos.