Septiembre
El próximo martes ya estamos de nuevo en septiembre y después de unas elecciones, la constitución de los ayuntamientos y administraciones autonómicas, elección de alcaldes y presidentes autonómicos, unas vacaciones de funcionarios y algunos políticos, deberemos ponernos las pilas y empezar a transformar los ayuntamientos y la Comunidad Valenciana. Ya no hay excusa que valga.
Los primeros trabajos a realizar serán los correspondientes a la redacción de unos presupuestos para el 2016 que sean reales y no el atajo de economía ficción que se ha venido haciendo desde las dos décadas pasadas. Y con ello empezar a pactar entre todas las fuerzas políticas y, a ser posible, con los agentes sociales las inversiones que deben producirse el próximo año. Seguramente serán pocas a la vista de las arcas municipales y de la Generalitat.
Por lo tanto, habrá que ser imaginativos y empezar a crear las bases de futuro. Y para ello no es necesario más que nuevas leyes y nuevos reglamentos. Nuevos criterios para la aplicación de las mismas que permitan levantar las barreras a los inversores y la economía productiva creadas por un régimen legal absurdo y bloqueado por una burocracia altamente anquilosada a lo largo de estos veinte años. Así que, o nos ponemos a modernizar las leyes y a eliminar trámites administrativos absurdos o, por más que se pacte, no se va a conseguir nada.