La regla del 3-30-300 del verde en las ciudades
Que nuestros pueblos y ciudades se han ido deforestando es un hecho. Árboles que molestan para entrar a los locales comerciales o en las cocheras. Que “ensucian” las calles con sus hojas en otoño. Que con sus raíces rompen las tuberías. O que están a la altura de las ventanas y alguien o algún bicho podría aprovechar para entrar en la casa. Todo han sido excusas para ir haciendo desaparecer los árboles de nuestras calles. Y ello nos ha llevado a ciudades duras de hormigón.
Estaremos de acuerdo en que lo verde es bueno y saludable, y que el hormigón y el asfalto agobian. Por ello la Organización Mundial de la Salud propone a los responsables políticos que apliquen la regla del 3-30-300 de forma que cada persona pueda ver al menos 3 árboles desde su casa, tener 30% de cobertura vegetal en su barrio, y estar a 300 metros de un parque.
La primera regla es que todos los habitantes de la casa deberían poder ver desde sus ventanas al menos tres árboles, preferiblemente árboles de tamaño suficiente. En este caso el tamaño importa.
A nivel de barrio, la cobertura vegetal del 30% debería ser un mínimo. Cubiertas verdes, terrazas con plantas y árboles pequeños, jardines verticales o los jardines en los patios, en lugar del hormigón impreso para evitarnos trabajo de jardinería. Naturalmente esto exigirá la colaboración de los ciudadanos. Cosa nada fácil.
Está demostrada que una ciudad reforestada ayuda al enfriamiento, mejora el microclima, la salud mental y física, y reduce la contaminación del aire y el ruido.
Finalmente, nadie debería vivir a más de 300 metros de un parque. Esto fomenta el uso recreativo de las zonas verdes con un claro impacto en la salud.