Pongamos velas a nuestras calles, amén
En las ciudades hace calor. En las playas, hace calor. En los pueblos hace calor. Y es que estamos en agosto y en este mes tradicionalmente hace calor. ¿Pero tanto?
Y es que en las poblaciones nos hemos cargado los árboles o los hemos reducido a unas pocas plazas con pipicán. Aquellos árboles de gran porte, altos hasta el segundo piso, que hacían sombra al asfalto y devoraban el CO2 molestaban. ¿y si nos entran bichos en casa? O peor ¿y si va y nos entran ladrones? ¿Y si revientan las tuberías del agua potable o ciegan el alcantarillado? Había que arrancarlos o sustituirlos por arbolitos de jardín, que ya se encargarían las contratas municipales de recortarlos y darles unas formas muy monas.
Ahora, en pleno cambio climático, necesitamos sombras en las ciudades para poder vivir y combatir el estrés térmico. Pero para recuperar aquellos árboles que poblaban nuestras avenidas, calles y jardines tendrán que pasar varias décadas. Sobre todo, porque la mayoría de los ayuntamientos están gobernados junto con VOX o realmente son VOX disfrazados de PP y ya sabemos que esta gente cree que lo del cambio climático es una chorrada inventada por los perroflautas. Y que lo de este año es que ya no nos acordamos del calor que hizo el año pasado o en 1997.
Pues la alternativa será poner velas (no a los santos) me refiero a toldos en las calles que sustituyan los gallardetes de las fiestas. O, como he visto en algunas ciudades, llenarlas de coloridos paraguas.
Un análisis con imágenes termográficas hecho en las calles de Córdoba (¡uff, qué calor!) muestra cómo los toldos pueden rebajar hasta 14 grados en el pavimento y seis en las fachadas. Así que pongamos velas a nuestras calles, ¡Amén!