Organización
Hoy, con olor a colonia nueva y con corbata recién estrenada, es el momento de empezar el año de facto. Un 2013 que, desde los gobernantes que nos hemos dado en Bruselas, Madrid, nuestra comunidad y nuestra ciudad, nos lo pintan, como dice mi hijo: “malo no…
lo siguiente”. Pues bien, creo que está en la obligación de todos demostrarles que se equivocan. Que su incapacidad, su inutilidad, su situación de catatonia intelectual, no son capaces de pararnos. Porque somos un pueblo de emprendedores que no necesitamos que estos agoreros inútiles nos cuente sus penas. Es cierto que no hay dinero. El poco que hay lo atesoran en sus cajas fuertes los bancos. Pero, aun así, sin el dinero de los usureros, la sociedad puede funcionar.
Tenemos un territorio privilegiado, con montaña, con costa, con patrimonio cultural, con un clima excepcional. Tenemos mar y puertos. Disponemos de infraestructuras de primer orden, aunque alguna de ellas no sepan nuestros dirigentes cómo ponerlas en funcionamiento y rentabilizarlas (véase el Aeropuerto de Castellón). Tenemos regimientos de capital humano especializados en el comercio y la exportación dispersos por Asia, América, Europa y norte de África. Tenemos especialistas industriales que en la actualidad están en la diáspora enseñando a nuestros competidores. Tenemos una juventud que es la generación más preparada en toda nuestra historia.
Con todo esto ¿para qué nos hace falta el dinero de la usura? Somos capaces, con esfuerzo y voluntad de levantar imperios. Porque ya lo hemos hecho antes. Y ahora estamos en mejores condiciones.
Si nuestros dirigentes actuales son incapaces de reformar las estructuras jurídicas para agilizar y coordinar a todo este capital del que disponemos, la sociedad civil deberá pasar por encima de ellos. Apartarlos y seguir adelante.
Como en el chiste de la orgía, solo nos falta organización.