El buen pesimista
El buen pesimista es el que se deja llevar por el mal pesimista. Es una persona que no es malintencionada, pero que tiene tendencia a pensar que todo va mal y puede ir a peor. Y se deja influir por el mal pesimista, que es aquel que tiene algún interés personal o colectivo en que todos creamos las cosas van de mal en peor y que es necesario cambiarlas ya. A ser posible cambiando el gobierno y poniendo uno de derechas. Cuando más de derechas mejor.
Y, para ello, no se privan de enviarte whatsapps o tweets demostrándote con números lo malitas que están las cosas: ETA esta viva; el paro se nos come; hay una avalancha de inmigrantes violando nuestras fronteras; diga lo que diga Sánchez miente; la tasa turística hace que los turistas huyan de la
Comunitat Valenciana y arruina hoteles y bares; los pobres ricos necesitan becas para poder estudiar; van a subirse los impuestos a las pobres entidades bancarias y a las grandes empresas eléctricas, gasistas y petroleras y eso nos lo harán pagar a nosotros los consumidores … y así hasta crear ese mundo horroroso y catastrófico en el que viven los Jiménez Losantos de nuestro país.
Esta claro que todos podríamos vivir en un mundo mejor: con campeonatos de Formula I en cada ciudad, por ejemplo. O que se bajaran los impuestos a los que más tienen (para que así, por fin, puedan ir a la escuela y a la universidad); o que nos construyan parques temáticos para ir a divertirnos. Pero no es así.
Vivimos en un mundo en el que la Volkswagen va a crear 15.000 puestos de trabajo y la Ford consolida sus puestos de trabajo con la llegada del vehículo eléctrico a sus cadenas de producción. Mal. Muy mal.