Botànic 7
Celebramos estos días siete años del primer gobierno de coalición de la Generalitat Valenciana. Estos experimentos, en el resto de Europa, se han venido llevando a cabo desde hace muchos años.
Está claro que cuando se juntan varias formaciones políticas de orígenes diversos las cosas deben pulirse mucho para que no chirríen las juntas. Y más aún cuando alguna de estas formaciones también es un conjunto de sensibilidades, en algunos casos, muy diferentes.
Pero estos últimos años las cosas han ido sustancialmente bien. Hemos superado la pandemia más grande que nos podríamos haber imaginado, con mucha seriedad, disciplina y grandes esfuerzos por parte de todos. Pero bien dirigidos por el gabinete de crisis que creo el President Puig.
¿El resultado? Pues estar dispuestos a afrontar los siguientes retos y crisis que nos están llegando. El reto de la transformación de nuestra economía con la llegada de la gigafactoría de la Volkswagen y todas las empresas suministradoras que esta arrastra. El cambio hacia un modelo de economía basada en la energía eléctrica renovable (fotovoltaica y eólica). El cambio en nuestras costumbres para mitigar el cambio climático que tenemos encima.
Son siete años con un resultado netamente satisfactorio. Sobre todo, si recordamos los innumerables pufos que nos dejaron las décadas de gobiernos del PP. Unos 1.193 millones de euros. Con 358,4 millones de CACSA; 177,8 de la EPSAR (Saneamiento de Aguas) y 40,5 a Feria de Alicante, Ciudad de la Luz, Valmor y CIEGSA, etc, etc, etc.
Pese a ello, y con una financiación autonómica injusta y no resuelta, el gobierno valenciano ha funcionado sustancialmente bien. El resto es ruido.