Autonomía para el Sahara
¡Hay que ver que dignos se ponen algunos casi cincuenta años después de que el gobierno del moribundo dictador Franco dejara la provincia española del Sahara en manos de Marruecos!
Medio siglo de ciudadanos españoles viviendo en el desierto inmisericorde del Tindouf argelino. Sin poder volver a su casa. Y digo de ciudadanos españoles porque los más viejos del lugar aún tienen DNI español (caducado, claro).
Los herederos de aquellos mismos que se pusieron de perfil mientras el Generalisimo se estaba muriendo y Hassan II se nos ponía chulo con la “Marcha verde”, ahora ponen el grito en el cielo porque se pueda reconocer la autonomía del Sahara.
Pues bien, solo tenían que haber esperado un poco más y, en lugar de estar centrados en el “sálvese quien pueda” de los fans del Movimiento en plena transformación en demócratas exprés, podrían haber esperado al proceso autonómico español. Y así, el Sahara, podría haber sido la Comunidad Autónoma número 18. Algo así como las Islas Canarias, o Ceuta y Melilla que también están en África.
Claramente, después del abandono español de la provincia saharaui, Marruecos no ha soltado la pieza. Y los escenarios son muy pocos: o bien seguimos pidiendo la independencia del Sahara con la boca pequeña durante cincuenta años más; o bien reconocemos el proceso irreversible que se empezó con el abandono español en 1975. Y en este último caso ¿no será mejor que los saharauis del desierto de Argelia puedan volver a su casa con una autonomía similar a las que disfrutamos nosotros? Eso es lo que debemos exigir desde España a mi entender. O ¿estaríamos dispuestos a reconocerles la nacionalidad española a los 175.000 españoles-saharauis que están mal viviendo en el desierto?