La vieja costumbre de leer
Hoy en día, parece que se hayan perdido ciertos hábitos que las personas teníamos décadas atrás; ahora muy pocos leen un libro o una novela; aquella sana costumbre ha desaparecido con las Nuevas Tecnologías: Internet, móviles, con toda clase de aplicaciones.
Ya se ha perdido ese sano hábito de tener un libro en la mesilla, de pasar las tardes de un domingo leyendo relajadamente; una minoría conserva esta afición para ser sincero uno tampoco lo hace, graso error.
Leer activa la mente, se puede ver a los personajes con la imaginación, se desarrolla el vocabulario enriqueciendo a la persona en todos sus aspectos, y eso lo estamos perdiendo a pasos agigantados.
Hay quien tiene fobia a la lectura por culpa de algún profesor, y eso es totalmente cierto, en un caso que uno conoce; dicho caso es como una enfermedad, ya no hay marcha atrás; los profesores tienen que fomentar la afición; pero con otros métodos y dinámicas que potencien el amor por los libros.
Forma de distracción se tienen que retomar por el bien de la persona, no es incompatible con otros entretenimientos, citemos los libros electrónicos, algo que es atractivo y a la vez fomenta el amor por los libros; por ese camino se puede encauzar a la afición de las nuevas generaciones a leer.
Y esa afición, esa pasión a leer, la tienen que realizar los educadores y padres; no, no es un paso atrás, son cuatro pasos adelante; creando una sociedad culta, no se pierde nada con leer, un libro, se gana mucho.
Parece una tarea costosa, y es costosa, para qué vamos a engañarnos; pero si con un poco de esfuerzo por parte de todos, conseguimos que los niños y jóvenes olviden las consolas y vuelvan a tener un libro en las manos, ya habremos ganado mucho.