Relaciones humanas y justicia
Desde la Prehistoria el ser humano ha tenido la tendencia de vivir en grupo, la colectividad ha sido una constante a lo largo de la humanidad; dichas tribus o clanes necesitaban un mínimo de organización para poder subsistir.
De aquellas primeras organizaciones rudimentarias, nacieron otras formas de regir las sociedades, como Grecia y Roma, ésta última muy sofisticada, con un derecho perfecto del cual, conservamos muchas normas por no decir todas. Pero no era perfecto, no tenía el mismo valor la vida de un Patricio que la de un esclavo.
Siglos más tarde parece que el ser humano no ha aprendido la lección: aún existen ricos y pobres, explotadores y explotados, verdugos y víctimas; y la justicia nada puede hacer o muy poco.
Pensemos en la prostitución de menores en el tercer mundo, cuyos propios padres las alquilan o son vendidas niñas que ni siquiera están formadas; los niños no se salvan de estos horrores; incluso en nuestro país han desaparecido niños.
Es muy triste saber que aún hoy, con un amplio grupo de normas, no se pueda hacer algo contra estos hechos que son un auténtico crimen para la humanidad.
Existen países, sobre todo de Centro América, cuyas autoridades policiales aún los “tapa” y puede que hasta colabore con hechos delictivos tan atroces y viles, cuando desaparece un o una menor, nadie da cuenta de ella o él.
Sí, tenemos normas casi perfectas que sirven para solucionar numerosos problemas, y podemos estar casi satisfechos de ellas; pero existen casos en que no se da razón de la víctima; aún habiendo juicio.
Se puede dudar de la eficacia de las normas, de la “impotencia” que da los derechos del presunto autor, pese a que este vuelve a cometer otro delito: obstrucción a la justicia.
Aunque esos casos que todos tenemos in mente, se puede decir que tenemos un sistema jurídico y una organización Social y Estatal bastante aceptable, aunque aún habría que cambiar bastantes cosas en una sociedad tan compleja como la nuestra.