Formalidad profesional
En el terreno profesional, es básico que haya una relación lo más formal posible, dicho profesional tiene que mantener unas buenas relaciones, tanto con sus cliente como con sus acreedores.
Esta relación tendrá que ser muy trasparente, para que uno pueda confiar en el otro y colaboren en sucesivos contratos para diversos fines; estas prácticas a su vez, tendrá que ser lo más clara posibles.
El problema viene cuando una de las partes no cumple lo acordado; puede que una persona requiera la reparación de una lavadora, artículo de primera necesidad, llame al técnico adecuado, y tras una hora de trabajo le cobre ochenta euros, cantidad que nos parece excesiva.
A los dos días la lavadora se vuelve a estropear cuando más falta hace, llegados a este punto uno no sabe qué hacer; dan ganas de muchas cosas que a todos se nos pasa por la mente, porque somos humanos.
Normalmente, uno llama al mismo técnico y vuelve a ocurrir lo sucedido; en este caso el citado “manitas” debería rebájanos el precio de la reparación; con este pequeño gesto de humildad quizá se ganaría algunos clientes.
Pero desgraciadamente, esa táctica en el trato no se da, y no estaría de más, un poco de vista comercial y profesional no les iría nada mal para ellos mismos; así no se gana clientes, al contrario, los pierden.
Esa clase de “trabajadores” no conviene a la sociedad, a una sociedad donde hay personas vulnerables, como personas de la tercera edad; hechos así deberían ser denunciados y castigados, aunque sea levemente para que estén más controlados, y en la medida de lo posible que no se vuelvan a producirse.