¡Estamos cansados!
A pocos momentos de conocerse los resultados electorales, uno se teme que la participación habrá sido escasa, por las “payasadas” que nuestros políticos ya nos tienen acostumbrados. Uno de ellos no aceptó su derrota y pide demasiadas cosas para pactar y ceder.
El otro, inexperto en política, no ha tenido “riñones” para defender el número superior de votos que sacó en las pasadas elecciones. La sociedad vota porque queremos un gobierno estable y duradero, porque no aceptamos que cierto partido con ideas inquisitorias avance.
Queremos una legislatura sólida, que haya consenso y que reine la sensatez entre los políticos; pero uno se teme que no será así, que seguirá todo igual; y la figura del moderador seguirá callada, sonriendo en su casita.
Estamos cansados de ir a las urnas, pero tampoco deseamos perder esta Democracia que tanto nos ha costado. La sociedad reclama un ejecutivo fuerte y fiable, que no se pongan obstáculos, que se abran caminos para el diálogo.
Necesitamos un tiempo de tranquilidad sin temor a unas nuevas elecciones, no se puede votar cada cuatro días por el capricho de “un niño de futbolín” por muy bien preparado que esté; pero está visto que así no podemos seguir.
El pueblo quiere ser gobernado, que sean atendidos los Asuntos Sociales, la tercera edad, el paro y otros colectivos que reclamamos atención; la función de los gobernantes es ponerse de acuerdo y trabajar para el bien de todos.
En cuanto a los partidos extremistas deben desaparecer, nadie quiere volver a épocas pasadas ni recordar aquello; hay que acoger al emigrante venga de donde venga, y ningún partido tiene que imponer sus criterios anticonstitucionales.