Un año después
Cualquier actividad del ser humano conlleva un riesgo, ese riesgo en ocasiones está en manos de terceros que tienen la obligación por su oficio o cargo, de evitarlo y velar por la seguridad de las personas.
La tragedia del Madrid Arena fue recordada por familiares y amigos, pero en mi fuente, el periódico El Mundo.com, no consta la presencia de alguien de la Administración; visto de otro modo, esta no tiene culpa si dio permiso para una fiesta de mil jóvenes y el organizador permite la entrada de trescientas personas más.
Tengamos en cuenta las medidas de seguridad del local, a la vista está que el recinto no reunía las condiciones mínimas para albergar a tanta gente.
El empresario y cierta parte de la Administración, son los verdaderos culpables de un delio de homicidio imprudente; que al parecer todo ha quedado en el aire ¿por qué no se descubren a los verdaderos responsables? Quizá ese personaje es pariente de un ex político conocido por sus errores políticos y bélicos…
Tenemos un imputado, un empleado que abrió una puerta, es muy fácil inculpar al último soldado tapando “grados superiores”; esto puede que fuera la causa de la tragedia, pero aun así se debió prever las contingencias que pudieran surgir.
Por respeto a las víctimas, a sus familiares y a la sociedad, se tiene que abrir una investigación y un proceso acorde con nuestras Leyes, que pague los verdaderos culpables y no un triste trabajador que realizó un acto para despejas el local y fue contraproducente.
Este hecho no se puede quedar en el olvido, ni los culpables se deben ir “de rositas”, la Justicia debe castigar a los verdaderos culpable, y que caiga sobre ellos todo el peso de la Ley.
Uno, aún confía en la justicia y le consta que el Ordenamiento Jurídico es casi perfecto, tarde o temprano los culpables saldrán a la luz, y se hará justicia de una vez.