Un delincuente en los sesenta
En los años sesenta cuando éramos niños, oíamos hablar de un personaje que nos lo presentaban como un ser maléfico, enemigo de la sociedad, se nos decía que se nos presentada como un enemigo de la sociedad, una sociedad dura y gris.
Era un personaje que se Introdujo en el mundo de la delincuencia por hurto de unas joyas, fue torturado bajo aquel “derecho”; ya en la cárcel, en un traslado se fugó de un tren, lanzándose calculando el salto con minuciosa precisión; estuvo varios días prófugo.
Fue capturado y sometido a las torturas de aquel “régimen negro”, decidió cultivarse, aprendió a leer, y más tarde decidió estudiar un oficio acabando por cursar el bachillerato y la carrera de derecho. Probablemente haya sido el primer preso que haya aprovechado el tiempo de condena para adquirir unos conocimientos que le convertirían en un señor.
Este hecho auto educativo puede ser un adelanto de lo que hoy realizan algunos presos, para obtener beneficios Penitenciarios; sin duda rompió “moldes de hierro”, rodeado de grises y de torturas y dominado por la crueldad.
Volviendo la mirada atrás, recordamos al “Lute”, que incluso nuestras madres lo utilizaban como amenaza cuando no queríamos comernos la sopa; ciertamente, era un fenómeno Social que se enfrentó a la justicia de la injusticia para poder comer.
No se pretende hacer apología de la delincuencia, sino subrayar un ser humano que padeció las consecuencias de una época marcada por la represión, cuyo Derecho distaba mucho de la verdadera Justicia, donde todo dependía de la coyuntura de aquel momento.
Ese hombre nos dio una lección, estudiando día a día en su celda, preparándose para convertirse en todo un señor; aquel hombre luchador hasta fue merecedor de ser protagonista de una canción; pero eran otros tiempos, un tiempo en blanco y negro que la justicia era dura y cruel.