Bebés robados
Por todos es bien conocido la noticia de los bebés robados, hace cuarenta y cinco o cincuenta años, muchos recién nacidos fueron robados; arrancados de sus madres en la misma sala de partos, sin más excusa que “el niño había muerto al nacer”.
Varias décadas más tarde, aquellos aberrantes actos salen a la luz, algunas madres saben que su hijo o hija no murió, porque le oyó llorar; revisando viejos documentos se dan cuenta que los datos no casan, que hay algo fuera de lo normal, y aquel llanto vuelve a la mente…
Se da la casualidad que estos hospitales estaban regentado por monjitas, y son las mismas monjitas las que cometían estos hurtos tan viles, con el fin de darlos o venderlos y utilizar el dinero para otras cosas…
Todos sabemos que en aquel tiempo la Iglesia era intocable, hacían de todo y nadie decía o no podía decir nada. ¿Y qué pasó con aquellos bebés? No es una historia, son muchas historias: documentos que no concuerdan, tumbas bacías, datos falsos…
El horror Nazi se repitió para unas madres que sólo querían ser madres, alguien les negó ese derecho; esos crímenes que nunca serán castigados, abrieron heridas que no se podrán cerrar.
Habrá gente que pensará que el pasado no hay que tocarlo, pero el dolor de esas madres lo supera todo; esos crímenes se tendrían que pagar, aunque las culpables quizá hayan muerto “en la gracia de Dios”….
Es posible que algún doctor o empleado del Registro Civil sean culpables, pero dado el tiempo transcurrido, la Justicia no puede hacer nada; es una pena no poder castigar a las verdaderas culpables y no poder aliviar el dolor de las madres afectadas.
Es bueno que la sociedad conozca estos hechos, que las madres expresen sus sentimientos que deben ser muy dolorosos; solo podemos solidarizarnos con ellas y compartir su dolor, que por mucho tiempo que haya pasado, ahí está. Y aquel llanto vuelve a la mente…
