Bebés robados en los 60

Recientemente, se han denunciado varios casos en distintos puntos de nuestro País, sobre bebés que decían que habían muerto en el parto, y no fue así, sino que los daban o los vendían; es alarmante dichos hechos que han permanecido ocultos en el tiempo, al amparo de una Institución que siempre ha operado al margen de la Ley, y de su propia Ley; aprovechándose de situaciones difíciles.

La caja de los truenos se ha destapado, los familiares recuerdan hechos, detalles, palabras que no encajan; habrá habido casos que en el momento del nacimiento, las palabras de la comadrona fueran: “su hijo ha nacido muerto”; y la madre aún dolorida no se diera cuenta.

En otros casos, la criatura no tenía padre conocido; y el Estamento velador de la “moral”, decidía sin más separarlo de la madre como si fuera un cachorrito de perrillo.

Estos hechos delictivos estaban impunes, porque ciertas personas del mencionado Estamento eran sujetos activos de aquellos hurtos humanos, a sabiendas que constituía un acto contra natura, e inmoral, pero eran inmunes...

Visto desde otra óptica esa práctica salvaje y cruel evitaba otras atrocidades como el aborto, crimen legalizado descaradamente en la actualidad, en nuestros días. Pero esto no quita los abominables hechos de aquel entonces.

Debe ser muy duro saber que aquel niño no murió, que creció en el seno de una familia extraña, no murió; pero al mismo tiempo se debe sentir alegría porque aquel pequeño aún existe y se haya convertido en una mujer o en un hombre de provecho; pero nadie puede reparar el dolor de la madre, cuando escucho aquel llanto que se calló para siempre.

Debe hacerse justicia ante estos hechos que nunca debieron suceder; hay actos que a pesar del tiempo transcurrido se tienen que investigar, y juzgar a los culpables, sean quienes sean, porque la Ley debe ser igual para todos.