Fanatismos que matan
A todos los que piensan tras los atentados de París que el enemigo es el Islam me gustaría mostrarles públicamente mi rechazo a esta opinión. La historia nos enseña que fanáticos hemos tenido y tenemos en la mayoría de religiones, incluida la cristiana. Conozco a algunas personas cuya fe es el Islam y no tienen nada que ver con unos desalmados que deberíamos borrar de la faz de la tierra. Y no olvidemos que los refugiados a los que ahora se ha puesto en el punto de mira, precisamente, están huyendo de los mismos energúmenos que han ocasionado el terror en Francia. No generalicemos ni prejuzguemos.
Los ciudadanos nos encontramos horrorizados por los terribles atentados de París, que condenamos con absoluta y tajante rotundidad, y abrazados estrechamente a las familias de los fallecidos y los heridos en estos momentos tan duros. Los que creemos en los valores de la libertad, la convivencia, la paz y, en definitiva, la vida, debemos permanecer unidos para trasladar el mensaje de que no nos van a doblegar, no acabarán con la democracia ni con el Estado de Derecho que tanto ha costado levantar. El mundo civilizado debe dar una respuesta contundente y urgente para poner fin a este horror que viven, cada día, millones de inocentes a los que se les priva de un presente y un futuro. Este hecho debe servir de punto de inflexión.
'Todos somos París’ y… Siria… y aquellos ciudadanos, de diversos lugares del mundo, que cada día mueren víctimas de la guerra y de los fanatismos.