Invierno en primavera

El 21 de junio, cuando los rayos caen directamente sobre el trópico de Cáncer, en el Hemisferio Sur, se produce el Solsticio de invierno, con el día mas corto y la noche más larga del año.
Yo lo sé. Él, ¿lo sabrá? Frente al bar. de la esquina recostado en la pared, bajo los efectos de la droga que lo están devorando, permanece dormido hacia fuera. Su apariencia es la de un niño educado y bondadoso. Se levanta como catapultado y se me acerca.
-Amigo, un pesito para la leche, -solicita humildemente.
Lo observo con atención y remordimiento. No sé cuantos años tiene. Seguramente dieciséis, dieciocho, su apariencia es de trece o catorce. La desnutrición y la pasta base se han cebado en su cuerpecito, apenas cubierto con una remera y un traje cruzado, cuya chaqueta le sirve de gabán.
La mugre adherida a su piel le protege de la ropa mojada por la pertinaz lluvia que suavemente nos envuelve hermanándonos en este valle de lágrimas.

Desde la pantalla de televisión, surge la imagen y la voz de un dragón, lustroso y correctamente vestido, orgulloso, soberbio, con la soberbia propia de quién en su cerebro solo anida el conocimiento, en desmedro de la razón y la humanidad.
-Este es un problema heredado de anteriores Administraciones, que nosotros, con tiempo, vamos a tratar de resolver, -y añade -¡No se les debe dar dinero a estos jóvenes, resulta contraproducente -y afirma -Es al Estado a quién le corresponde solucionarlo.

Al acercarme a la esquina trato de ignorarlo. Pero ahí está, yaciente, sobre unos cartones que le sirven de lecho. En la posición fetal de su cuerpo, se percibe con cuanta desesperación aprisiona su Alma que pugna por escapar del tembloroso cuerpecito cuyos labios azulinos muestran unos dientes pequeños y opacos. Instintivamente acelero el paso, buscando en el fue, adormecer mi conciencia.

Una nueva primavera está precipitando mi vida en el eterno invierno. Pero: aún que desde que nací, estoy muriendo. Siento que no es lo mismo morir, que estar muerto.

El semáforo con su luz amarillenta me detiene, sumergiendo mi pensamiento en un limbo de incoherencias. Cuando una vocecilla cristalina, en apariencia inmaculada me substrae de mi refugio.
-Amigo, un pesito –suplica el ángel cuyas alas quebradas lo arrastran a un precipicio insondable.
El semáforo me habilita a seguir mi camino. Incapaz de socorrerlo salgo huyendo. No soy un tacaño. Simplemente no se como ayudarle.

En estiu tot el mon viu.

A pesar del calor, su indumentaria sigue siendo la misma. Con paso corto y ligero, como bolita en un juego electrónico, va rebotando de automóvil en automóvil,.
-Amigo un pesito para la leche.
Inmerso en su trabajo. Jamás lo vi jugar. Aún así, en sus labios, permanentemente anida una sonrisa.

El otoño es dulce y triste a la vez. Es ver partir a las aves y no saber si regresaran.

El 21 de junio, cuando los rayos caen directamente sobre el trópico de Cáncer, en el Hemisferio Sur, se produce el Solsticio de invierno, con el día mas corto y la noche más larga del año.

Yo lo sé. Él, ¿lo sabría?

“El cuerpecito de este Ángel de Dios, fue encontrado sin vida en un basural. Antes de degollarlo, había sido violado.

Descansa en paz. . . Tú que puedes.