La Historia tal cual

El cerebro en la vejez no se deteriora. Simplemente prescinde de lo superfluo,

A pesar de ser muy niño, recuerdo con nitidez la desesperación de un gorila enjaulado, a quien unos gamberros le arrojaban piedras. El póngido las recogía y con impotencia las devolvía a sus atacantes.  El pobre simio, tras algunos años en contacto con los humanos se había vuelto “salvaje”

A Don Sebastián. Mi querido Maestro. Mi homenaje más sentido. Espero no haberlo defraudado. El, me enseño a aprender. Su regla, hacia las rayas, y los hombres rectos.

Para expresar las ideas se precisan muy pocas palabras, salvo que se tengan muchas o muy pocas.

Entiendo que el escritor no debe guiar al lector. Debe limitarse alumbrarle el camino.

Si bien casi siempre me dejo arrastrar por las circunstancias. Jamás me rindo a la adversidad. La meta es para mí, un punto de partida y la amistad un culto. Lo que me falta en puntos y comas me sobra en sentido común.

Tres profesores de una universidad decidieron ir de pesca. Con tal fin, contrataron los servicios de un experimentado marinero. Se embarcaron y llegando al caladero, sacaron sus cañas, encarnaron los anzuelos y en silencio se dispusieron a esperar.

Aburridos ante la ausencia de pique, uno de los profesores, señalándole una lucecita que oscilaba en el firmamento le pregunto al marinero
-¿Conoce usted aquella estrella?
-No respondió el interpelado.
-Pues ha perdido usted un diez por ciento de su vida. – sentencio el profesor.
-¿Sabe usted donde esta situada América? –inquirió con picardía el profesor de geografía. Ante el silencio del marinero. El profesor le dijo sonriendo.
–Mi amigo. Usted ha perdido otro diez por ciento de su vida.
El ultimo “sabio” tan socarrón como desubicado insistiendo en el interrogatorio le preguntó:
-¿Qué opina usted sobre la teoría de la relatividad? Ante el silencio del marinero que preocupado observaba el horizonte, le profetizo, usted ha perdido otro veinte por ciento de su vida.
El marinero giro su cabeza y preguntó a los eruditos.
-¿Saben nadar? Un sepulcral silencio fue la respuesta, entonces el ignorante mirándoles a los ojos les dijo: -pues, pónganse a rezar, porque ustedes, van a perder un ciento por ciento de sus vidas.

Al hombre moderno, el árbol no le permite visualizar el bosque y quizás se mejor así. No es bueno para algunos seres conocer el final de la historia antes de tiempo. Es preferible que se sientan inmortales, a que se mueran de miedo.

Por lo tanto, en estos momentos tan delicados que nos toca vivir, éstas son mis apreciaciones sobre América. A quien le sirvan, buen provecho.
La primera regla del conocimiento es situar los hechos en su real dimensión.
Castilla, se topo con un festín el cual compartió entre invitados y colados. Al finalizar el ágape, mientras los anfitriones lavaban los platos los invitados y colados se instalaron cómodamente en sus nuevas posesiones, saquearon la casa a su gusto y escribieron la Historia.
La Historia negra de España. ¿La cuenta? Se la pasaron a los “españoles” que aún la estamos pagando.

LA CARRETA

Por el borde del camino
rueda una vieja carreta
tironeada por dos bueyes
que de aburridos bostezan.

El carretero conduce
con total indiferencia.

Todo camino termina
en donde otro comienza.

Pensar que todo empezó
con bueyes y algún caballo,
con carros y con carretas.

Fueron abriendo caminos,
construyendo carreteras,
para que otros transiten
y ellos se quedan afuera.