Así somos los valencianos

Y llevamos impresos en nuestros genes, siete siglos y tres cuartos de historia, desde que un 9 de Octubre de 1238, Jaime I conquistó Valencia, tras haber dejado detrás ya a una floreciente Burriana liberada por él cinco años antes un 16 de Julio, tras dos meses de asedio.

Ese Rey Aragonés, nacido en Montpellier, cuando formaba parte de la Marca Hispánica, y unos ciento treinta años antes de tener el primer testimonio escrito de la existencia de Cataluña, como entidad socio-política, fundó el Reino de Valencia y así empezó nuestra existencia, formando parte de la Corona de Aragón junto al Reino de Mallorca, el Condado de Barcelona y el Señorío de Montpellier.

Y desde entonces, los valencianos hemos tratado de sumar y multiplicar en todo momento, colaborado a la consolidación en entidades mayores con el paso de los tiempos, manteniendo nuestra propia identidad, pero aunando esfuerzos y voluntades como bien se puede cantar en nuestro Himno Regional al estar siempre dispuestos a “ofrecer nuevas glorias a España” sin que ello represente ningún desdoro, sino mas bien un orgullo del hijo agradecido, a la madre que le ampara.

El 9 de Octubre de este año, hemos celebrado 775 años de historia, sin aspavientos ni alharacas, pero con la dignidad habitual, y por eso yo me he sentido profundamente valenciano y tan español como el que más, cuando he presenciado la procesión laica que cada año, pasea nuestra Senyera.

Ver como la izaban en el balcón del Ayuntamiento mientras sonaba el Himno Nacional Español, y como la honraban con el Himno Regional Valenciano y la despedían de nuevo a los sones del primero, me ha conmovido y a la vez me ha hecho pensar con un cierto sentimiento de pena, ¿porqué no se podía actuar de una manera similar en Cataluña?

¿Qué derechos históricos podían reivindicar ellos, que como catalanes se incorporaron a la Corona de Aragón más de cien años después de hacerlo nosotros, aunque antes fueran un grupo heterogéneo de Condados de la Marca Hispánica, que tan pronto eran franceses, como aragoneses, según el sol que mas les calentara?

Pero no quiero hablar de su historia ni de sus actitudes, tanto entonces como ahora.

El egoísmo visceral de sus castas dirigentes, siempre ha estado muy por encima de sus convicciones éticas y morales, e incluso de su sentido de pertenencia a uno o al otro lado de los Pirineos, que ellos hacían aparecer y desaparecer a su gusto y conveniencia.

Hoy quiero centrarme en la lección de paz, convivencia y sentido común, que hemos vivido los valencianos, tanto los que abarrotaban la Plaza del Ayuntamiento, como los millones de valencianos, que desde nuestras cosas hemos seguido la jornada festiva.

No necesitamos cogernos de las manos, ni hacer vías ni cadenas humanas, para demostrar a nadie lo que somos, porque la inmensa mayoría de los valencianos, nos sentimos muy orgullosos de serlo y ese cariño por nuestra “terreta”, no compite de ninguna de las maneras, con el sentimiento y el deseo de ser españoles.

Son dos amores complementarios, como el que sentimos por nuestros padres y nuestros abuelos, que por algo son los padres de nuestros padres.

Ellos educaron a sus hijos, y estos a nosotros, y “es de bien nacidos el ser agradecidos”.

Y al formar parte de una misma familia, si tenemos hermanos u otros familiares necesitados de nuestra ayuda, todos nos sentimos solidarios, y nos hemos sentido siempre así, sin importarnos compartir lo mucho o poco que tengamos, siempre que otros lo necesiten mas que nosotros mismos.

Ese es el concepto fundamental, que dignifica al hombre: LA SOLIDARIDAD.

Y por eso los valencianos nos hemos sentido siempre muy honrados, de ser solidarios con el resto de los españoles, cuando nos han solicitado, y por eso nuestro himno es un canto a la solidaridad.

Esta es nuestra forma de sentirnos VALENCIANOS…Y ESPAÑOLES.