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Valencià
Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Sobre la izquierda que me dicen que “cabreo”… y del porqué del “cabreo”

    Un amable lector de mi columna fallera (por lo visto) y que se cubre en su comentario con seudónimo de “la tarde”, me dice y no sin cierta razón que no tengo ni idea de las fallas y que mi especialidad es “cabrear” a la izquierda.

    Dos verdades, según su opinión.

    Yo le explicaré mis verdades dando la cara, sin seudónimos, ya que no tengo por qué esconderme.

    Ni lo he hecho nunca ni lo voy a hacer ahora.

    De fallas entiendo lo que se puede entender después de más de 50 años de verlas y de más de 10 de cotizar como fallero, entre unas cosas y otras, además de los conocimientos básicos que podemos tener todos los valencianos por el simple hecho de serlo.

    He tenido siempre el placer y la curiosidad de leer todas las críticas en voz alta, desde bien pequeño hasta ahora, para saborear, paladear y disfrutar de esa maravillosa lengua valenciana que heredé de mis mayores y que cada día va siendo absorbida paulatinamente, imperceptiblemente por esos lingüistas catalanistas actuales que nacidos, crecidos y financiados por nuestros vecinos de arriba y con la connivencia de intereses políticos de cada momento les han permitido esa mutación imperdonable.

    Ese valenciano arcaico, ese valenciano que ya apenas se escucha en las conversaciones de los mayores de 50 años que no tienen que comer de la enseñanza del valenciano “normalizado” y que se lee y escribe indefectiblemente en los textos falleros a los que, por lo visto, no les ha llegado la “sub normalización catalanista”, por lo que he podido leer y observar en las fallas de Burriana del 2008.

    Si con eso se “cabrea” la izquierda (que es la impulsora y propulsora de la catalanización del valenciano), yo poco puedo hacer.

    No porque ellos lo vayan a hacer en defensa de sus intereses (sobre todo de supervivencia económica) voy a dejar de sentir como siento y escribir como escribo.

    Y si ellos tuviesen un mínimo de coherencia, se darían cuenta de que cuando hablan de una manera coloquial con sus conciudadanos, lo hacen en el mismo valenciano que lo hago yo, y solo cuando se sientan a escribir o hablan “ex cátedra” en lugares públicos, recurren a esos catalanismos tan fuera de lugar como ridículos para tratar de “epatar” (una ridiculez mía como tantas suyas) a un auditorio que se sentiría mucho más próximo a ellos si les hablara en su propia lengua.

    Y los más recalcitrantes suelen ser aquellos que en su niñez siempre fueron “castellanoparlantes” porque era mucho más fino, y con el tiempo, llevados por la moda, aprendieron el valenciano.

    Cuando ya nuestras Universidades y nuestra enseñanza estaban contaminadas por el catalanismo que nos trajo el primer socialismo autonómico en la época en que Ernest LLuch, Maravall y otros ilustres socialistas catalanes, fueron los arietes del catalanismo en nuestra Comunidad, respaldados por Armiñada y Lerma.

    Esta gente, naturalmente, no sentía ningún aprecio por lo que nunca habían usado, así que tanto les daba una cosa como la otra.

    Pero se les gratificó muy sensiblemente desde el poder político, para “normalizarse”, es decir, para consentir que se llamara valenciano a lo que siempre había sido catalán, y a todos los enseñantes que se “reconvirtieron” con unos ridículos cursillos de lengua catalana disfrazada, se les hizo “profesores de lengua valenciana” incrementándoles la paga considerablemente.

    Todos esos “conversos”, son hoy los transmisores de esa ferviente defensa del valenciano “normalizado”, no en vano, comen… y nada mal de ella.

    A título de curiosidad, analicen, aunque sólo sea como anécdota, el listado de concejales del PSOE… y llegarán a la conclusión que yo les planteo.

    Verán cuántos de ellos viven de la enseñanza del valenciano “normalizado”.

    Es decir, sirven a su causa… personal y económica.

    Hace sólo unos treinta años, se habrían tenido que sacar un “modus vivendi” distinto y sin duda bastante más complicado.

    Y si tuviesen que enseñar el valenciano que entonces hablábamos casi todos los valencianos, poca clientela hubiesen tenido, ya que los de mi generación no necesitábamos ir a Salamanca ni para hablarlo ni para leerlo ni para escribirlo como se había venido escribiendo desde hacia ocho siglos aproximadamente.

    Tuvo que inventarse el PSC, IU, CiU, ERC, y convencer en su día al PSPV y más tarde hasta al mismísimo PP de Aznar, para llegar a esa cuadratura del círculo que hacía imprescindible una Academia Valenciana de la Lengua (y no Academia de la Lengua Valenciana como debió de ser), para darles unos cuantos cientos de millones al año a unos cuantos señores serviles con sus ideas y proyectos, cuando ya se tenía una Real Academia de Cultura Valenciana, en la que los académicos trabajaban “gratis et amore”.

    Lo siento querido amigo “tarde”, pero si con eso cabreo a la izquierda, más me cabrean ellos a mí, que pago unos impuestos innecesarios para pagarles a ellos unos salarios mucho más innecesarios, para encima colaborar a extinguir una lengua tan secular como la valenciana, al servicio de unos intereses culturales catalanes.

    Para ellos ya no existe un Siglo de Oro de las Letras Valencianas sino catalanas, ni los Borgia eran papas valencianos sino catalanes, y Joanot Matorell, Aussias March e Isabel de Villena, ilustres escritores en nuestra lengua, no lo hacían en la nuestra sino en catalán.

    Cuando hablan en foros valencianos tratan de disimularlo porque no tienen el valor de manifestarlo con el mismo atrevimiento y desvergüenza que lo hacen cuando se manifiestan en Cataluña, pero claro, es que de allí quizás les llegan unos recursos de los que no quieren prescindir, y en definitiva esos conceptos y criterios son las bases de su sustento.

    Yo como ni he vivido ni vivo ni viviré de eso y siempre me he expresado del mismo modo, “no me ve de gust” como dicen ellos, doblegarme ante ese colonialismo cultural, y siento “cabrearles” pero más “cabreado” me tienen ellos a mí.

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    comentarios 5 comentarios
    l'axiamo
    l'axiamo
    27/03/2008 06:03
    comentario

    En Cataluña,no se habla un catalan,sino muchos.Vete a Girona y veras que no tiene nada que ver con el de Tarragona o el de LLeida. A mi,que soy de Burriana,hay quien acierta mi origen,pero la mayoria lo situan en LLeida o en Tarragona. Para mi la diferencia esta que ni en Tarragona,le llaman a la lengua tarragones, ni en LLeida,lledita.No sucede asi en las tres provincias(me niego a decir Comunidad Valenciana,aunque sea el nombre oficial,por lo mal que huele el Comú,que gran fallo el nombre oficial,aunque eso es otra cuestion)donde se llama valenciano a la lengua que alli se habla. Yo no soy filologo para decir si es o no la misma lengua,pero nunca he tenido problema para entenderles.

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