¿Será posible tener unas navidades llenas de paz y felicidad?
Esta noche, pensando en los acontecimientos del mundo, me hacía a mí mismo la pregunta de la cabecera de esta columna.
Todos los años, por estas fechas, se intercambian en el mundo cientos de millones de mensajes de paz y felicidad entre gente de todas las edades, razas, credos y culturas, y si con todos ellos pudiésemos hacer una pira de deseos a realizar, estoy seguro que ningún Dios, fuese el que fuese, nos lo podría negar.
Esa voz de mi conciencia, esa “noor al layali” que permanece sentada y lejos de mí la mayor parte de mi tiempo, escondida en “la cara oculta de la luna”, se me manifiesta con toda claridad y en todo su esplendor para invitarme a esta consideración.
Me pregunto muchas veces a mí mismo por qué la raza humana vive tan deshumanizada, por qué los odios y rencores se imponen a sentimientos como la amistad, la paz, la solidaridad y el amor, que suelen reportar muchísima más satisfacción personal y bienestar a quien reparte esas sensaciones positivas.
No puedo dejar se lamentar que en plenas fiestas navideñas, tanto ETA, como AL QAEDA, en una misma fecha, en un 15 de diciembre de 2007, hayan venido a turbar este período prenavideño para amenazarnos a todos los españoles de bien, que ni sabemos nada de lo que sienten ni queremos saberlo ni sufrirlo.
¿Acaso su Dios y el nuestro no será el mismo?
¿Acaso vivir en pleno proceso de PAZ Y FELICIDAD les haría sentirse frustrados?
Nunca entendí el odio ni fue tolerante con la gente que odia, de la misma forma que nunca entendí el crimen ni fui transigente con los asesinos, pero por un momento he pensado en pedirle a mi Dios que me haga sentirme en su lugar para tratar de entenderles.
¿Serán humanos como nosotros o acaso les han inculcado una escala de valores tan distinta a la nuestra que no saben lo que es la FELICIDAD?
El placer de hacer y desear el bien de tus semejantes, el sentirte muy a gusto contigo mismo y hacer de espejo en el que se refleje tu entorno. Ejercer de correa de transmisión de la felicidad y procurar que ella le llegue a la mayor cantidad de gente posible de tu entorno inmediato y próximo.
Sé que eso es una utopía, el exigírselo y lograrlo día a día, momento a momento, y hacer de eso un objetivo permanente.
Sólo las personas muy excepcionales se pueden permitir esos objetivos y no desviarse de ellos.
El común de los mortales “conocemos la letra”, pero no sabemos ponerle la música adecuada en cada situación de nuestras vidas, pero cuando nos paramos a reflexionar, cuando hacemos un trabajo de introspección y análisis de nuestros deseos mas íntimos y limpios, siempre llegamos a la conclusión de que ese es y debe de ser un objetivo habitual… aunque lo olvidemos con rapidez, cuando nos embebemos en “el pan nuestro de cada día”.
Por eso en estas fechas mi único deseo será pedirle a mi Dios y al suyo (si es que hay otro) que les abra la mente y les ablande el corazón.
Que les haga sentir con una mayor dosis de humanidad y que consideren que todos somos hermanos y nacidos de unos mismos padres en nuestro origen, y no hay mayor villanía ni aberración que odiar o matar a un hermano.
Y en nombre de un principio tan elemental y comprensible por todo el mundo, rogarles que se sumen a la causa de la PAZ, garantizándoles que si lo hacen habrán recorrido una primera etapa, inexcusable, en su camino hacia la FELICIDAD.
Y sólo desde estas dos premisas conocerán el AMOR, ya que para ello es premisa fundamental desterrar el ODIO de nuestros corazones y este sentimiento tan negativo en sí mismo no existe, es sólo la negación del AMOR, y sólo desde el destierro de los bajos sentimientos se llega al amor, en minúscula, con todas sus variantes, y a través de éste se consigue la PAZ Y FELICIDAD, que yo le deseo a todo el mundo en general y a todos los lectores de esta columna en particular en estas fechas tan especiales.
Es lo que me pide mi “noor al layiali” en estas fechas y lo que quiero compartir con todos Vds, ya que se dice que la felicidad compartida es felicidad multiplicada.
Mis mejores deseos para lo que queda de este año, y para todo el 2008.
Plega