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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

La salud y los negocios de los laboratorios famaceuticos

    Recientemente ha llegado a mi alcance, un whatsaap en el que un médico español, expone de una manera clara y muy razonada, los contrasentidos que se dan entre los intereses de los mayores laboratorios de la industria farmacéutica del mundo y la salud de las personas.

    Hay una pregunta muy clara que debemos hacernos:

    Si ellos viven de la venta de sus productos a los enfermos, ¿no les resulta mucho más interesante ALIVIAR QUE CURAR?

    La respuesta se cae por su peso.

    Por eso precisamente, verán ustedes que curiosamente es excepcional ver en ninguno de los prospectos que acompañan a las medicinas que compramos, poder leer de una manera taxativa, que esa medicina cura la enfermedad que se trata.

    Todas ellas presentan la capacidad para aliviar los efectos que producen en el cuerpo humano de quienes las sufren y a la vez se acompañan una serie de contraindicaciones que te mueven a desconfiar de la misma, ya que llegas a pensar que tan solo conviertan tus llantos en suspiros.

    Parece, que el objetivo de la Industria Farmacéutica, sea crear y mantener una sociedad  VIVA PERO ENFERMA, aliviando su sintomatología, pero sin acabar de raíz con el origen de la enfermedad.

    Estamos saturados de MEDICINAS PALIATIVAS, pero curiosamente muy pocas enfermedades han sido erradicadas de la faz de la tierra totalmente.

    Dejan de ser enfermedades endémicas en lugares determinados y se convierten en epidémicas en otros.

    Mueren o se erradican y desaparecen en épocas determinadas en zonas específicas, sin que ello signifique que no aparezcan en otras.

    Los valencianos nos vimos muy favorecidos en cierto modo, cuando se demostró que el consumo de cítricos con abundancia de vitamina C, eran una medicina natural que  protegía y evitaba sufrir el ESCORBUTO, una enfermedad que asoló a zonas muy importantes de Europa.

    Creo que es una de las pocas enfermedades conocidas, que han desaparecido en el mundo o al menos en lo que consideramos el primer mundo.

    Por otra parte, los laboratorios farmacéuticos, al menos en la segunda mitad del siglo XX, me consta que invertían ingentes cantidades de dinero a través de sus comerciales, primando la extensión de recetas de productos propios, tanto en efectivo como en premios anuales entre aquellos profesionales de la medicina que se significaran especialmente recetando específicos suyos.

    Últimamente ya no se hace de una manera tan patente y evidente, no sé si porque no existe o porque han encontrado otros canales para promocionar sus productos a través de los medios de comunicación y especialmente de la Televisión, pero sin duda un porcentaje muy elevado del precio que pagamos por ellos, va destinado a su promoción comercial.

    Es decir, que pese a ese empeño tan digno y loable que es el de exigir una medicina pública y universal, hasta hoy no se ha visto acompañado desde el punto de vista farmacéutico, creando laboratorios estatales , nacionales o europeos con fondos públicos, para acabar con ese maremágnum.

    Y que conste que no estoy a favor de tanto intervencionismo, ya que por mi formación y profesión siempre he sido partidario de la iniciativa privada y la empresa, a fin de motivar la creatividad y la cultura del esfuerzo de la gente.

    Pero en este caso en concreto, hay unas zonas oscuras que se escapan a mi capacidad de comprensión.

    Es simplemente, MI INCAPACIDAD PARA ACEPTAR QUE EL OBJETIVO PRINCIPAL DE LA MEDICINA Y POR CULPA DE LOS MEDICAMENTOS, SEA MANTENERNOS VIVOS PERO ENFERMOS, A VERNOS SANOS Y SIN NECESIDADES DE CONSUMIR PRODUCTOS FARMACEUTICOS.

    Cuando he hablado este tema en mi entorno familiar o de amigos, siempre he llegado a la conclusión de que hablo y pienso así, porque gracias a Dios tengo y he tenido toda mi vida a partir de mi adolescencia, una salud envidiable.

    Prácticamente puedo asegurarles que solo utilizo de la Seguridad Social un champú específico para lavarme la cabeza (Clovex, para más datos) que lo alterno con otros convencionales y lo uso durante tres meses y luego dejo de utilizarlo durante otros tres.

    Pero ya lo llevo usando más de doce años.

    Una prueba más de que no me ha curado, aunque alivie mis problemas de cuero cabelludo.

    Con eso y raramente alguna aspirina o similar para el dolor de cabeza, tengo cubiertas mis necesidades farmacológicas habituales y del resto ya ni me acuerdo.

    Con eso y la impagable paciencia de la Doctora Renata Monsonís una vez al año, para recetarme los análisis de sangre y orina pertinentes y la revisión de los mismos para confirmarme mi envidiable estado de salud, tengo cubiertas todas mis necesidades medico farmacéuticas.

    Hasta la semana que viene amigos

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