Rubalcaba grita: ¡Dimisión!

Y ese grito mediático, es probablemente la persona menos indicada de España para lanzarlo.

Partiendo de la base de que yo mismo considero que Rajoy se está superando día a día en hacerlo mal, en su gestión de Gobierno y en su manejo de los tiempos y las decisiones.

Somos millones los españoles que nos arrepentimos de haberle votado, y tenemos serías dudas sobre el hecho de que deba continuar al frente del Gobierno, o quizás debería dar un paso atrás como hizo Zapatero, y dar paso a alguien que no tuviera nada que ver con el Rubalcaba socialista, sino elegir entre la gente del PP a alguien descontaminado, honesto, sensato y buen gestor de la función pública.

Pero lo realmente INADMISIBLE, es que la dimisión, vaya a pedirla un señor que ha sido Portavoz del Gobierno de los GAL, Coordinador de todos los movimientos para desorientar a las Fuerzas del Orden en el 11M, Ministro del Interior en el caso Faisán, Presidente del último Gobierno Socialista, que dejó según ellos un déficit determinado, y a los pocos meses se evidenció que había mentido hasta e último momento, perdedor por goleada en las últimas elecciones generales, y único político que después de tal varapalo, se mantuvo atornillado al asiento de su sillón como líder del PSOE.

Nadie en la reciente historia de España, ha tenido tantos motivos para presentar dimisiones como Rubalcaba, y no sólo no la ha presentado ni una sola vez, sino que ahora tiene la desfachatez de exigírsela a un mal político, pero sin la menor duda, no tan deshonesto como lo ha sido él a lo largo de su recorrido en la vida pública.

Pero afortunadamente los españoles ya le reconocemos desde lejos.

Y precisamente este fin de semana, se publicaban las estimaciones de voto en estos momento, y curiosamente el desplome del PP es enorme, pero también lo es el del PSOE, que sigue oliendo el sillín de la bicicleta de los populares, y observándoles desde detrás, porque nadie confía en este insidioso personaje, mas impopular e indigno para los españoles, como se dejaba trasmitir en el mismo estudio demográfico.

La desconfianza de los españoles con Rajoy rayaba el 84 %, pero con Rubalcaba superaba el 93 %, y eso lo decía una empresa de estudios estadísticos que es considerada afín al socialismo.

Ni quiero ni debo defender a Rajoy, porque me siento profundamente defraudado por su forma de Gobernar, y su falta de decisión para cortar por lo sano, en los problemas básicos y fundamentales para enderezar el rumbo de España, sin tener que masacrar siempre a las clases menos favorecidas.

Pero mucho menos voy a ayudar a derribarle, para que un personaje de la calaña de D. Alfredo tenga la más mínima posibilidad de acabar de hundir a mi nación, comprando a todos los que se le vendan, para volver a formar otro Gobierno de Concentración con Cinturón Sanitario de todos contra el PP, como seria imprescindible hacerlo, en vista de la dispersión del voto que aparece en las encuestas.

España está sufriendo ahora más que nunca la destrucción de un entramado empresarial productivo, emprendida por el PSOE hace muchos años, y culminada por la dupla

Zapatero-Rubalcaba, con la inestimable colaboración de sus correas de trasmisión UGT y Comisiones Obreras.

Estoy cansado de denunciar que en España desde hace ya unos años, sólo viven con sus puestos de trabajo blindados tres castas privilegiadas:

POLITICOS, SINDICALISTAS Y FUNCIONARIOS.

A los últimos ya les ha llegado la hora de los recortes económicos, por parte de los políticos, y les seguirán llegando, en la medida que los ingresos del Estado disminuyan, ya que los últimos en sufrir esos efectos serán los sindicalistas y los políticos por ese orden.

Y ese es mi mayor reproche a Rajoy.

Si hubiera cortado por lo sano, y acabado con las subvenciones multimillonarias a los Sindicatos de trabajadores y empresarios y a los partidos políticos, hoy los españoles le miraríamos con otros ojos, y la situación económica del país seria mucho mejor.

Pero como si él no ha tenido los reaños de hacerlo, mucho menos los tendrá Rubalcaba y su Gobierno de Concentración, dejemos de momento las cosas como están por si en un ataque de sensatez y lucidez Rajoy reacciona.

Es mucho esperar, pero siempre son más factibles las posibilidades remotas, que las utopías.