¡Requiem por Canal Nou!
Y siempre que uno asiste a un entierro de alguien obeso, suele preguntarse si el enfermo hubiera podido salvarse, adelgazando bastantes kilos.
Y lo dice un obeso, que no se siente en peligro, mientras tenga que pagarme yo mismo mi alimento y mi salud.
No era el caso de Canal 9.
Cuando le cambiaron su médico de cabecera, el nuevo que era Alberto Fabra, se percató inmediatamente, que no disponía del dinero suficiente, para poder alimentarle con la opulencia con la que le habían alimentado sus predecesores, a cambio de disponer de sus servicios, por ser su vocero, y su mas valioso medio de comunicación para cantar sus excelencias, llenándoles de incienso en todo momento.
Ni había dinero para tanto incienso, ni para alimentar una boca tan insaciable.
Y por tanto procedió a ponerle a un régimen muy severo, que le llevaría a tener que adelgazar 110 kilos, de los 170 pesaba (un kilo equivalía a diez personas o puestos de trabajo), o sea un ERE.
O se sometía a esa severa dieta, o acabaría muriendo de hambre, ya que no se le iba a dar ningún alimento, en cuanto se desviara de la dieta.
Y para controlar esa dieta, se nombró como dietista a Rosa Vidal, convencido Fabra de que era la mejor especialista que podía poner a disposición del enfermo.
Ella exigió que se le pusiera al enfermo bajo su control, desprovisto de malas influencias que le predispusieran a romper la dieta.
Y así se pretendió hacerlo, dejando al enfermo bajo la total responsabilidad de su dietista.
Tan pronto el enfermo quedó en manos de su cuidadora, aparecieron asesores “bienintencionados” de Rosa Vidal (los Sindicatos, muy preocupados por los 110 kilos que debía de perder, y nada interesados con los 60 que debía de conservar).
Trataron de convencerla de que el enfermo iba a contraer unas enfermedades insuperables, si perdía tantos kilos, torciendo su voluntad e indicándole que sólo conservado entre 6 y 7 kilos más, podría sobrevivir dignamente tan abundante humanidad.
Y ella, contraviniendo las instrucciones recibidas del doctor Fabra, y auspiciadas por su Consejo Médico, hizo caso a sus “bienintencionados asesores áulicos”” que rápidamente presentaron sus quejas al Ministerio de Sanidad (Consejo Superior del Poder Judicial de Valencia) para que declararan como ilegal e inadecuada la dieta.
Quizás pensaran que el doctor Fabra, necesitado perentoriamente de alguien que le echara incienso, reconsideraría su postura, y acabaría permitiendo que el enfermo se quedara con muchos más kilos, aunque ello significara un peligro de muerte inminente, ya que preferiría ese riesgo, a quedarse sin su mas valioso súbdito.
Fallaron en sus previsiones, ya que Fabra decidió que si tenia que morir el enfermo, mejor que lo hiciera de una forma digna, que tras una larga agonía, ya que en su opinión lo demás habría alargar el mismo final, pero con mas sufrimientos y mayores costes para todos.
La dietista se despidió cuando se le informó que el enfermo iba a morir de inanición, ya que no se le iba a dar mas alimentos, para acortar su agonía, y sus “bienintencionados asesores”, trataron de estimular con todas sus fuerzas a cada uno de los 170 kilos de aquel cuerpo, prácticamente inerte.
Los 110 que ya se consideraban amortizados, y los 60 que seguían respirando e iban a dejar de hacerlo con inmediatez.
¿A quien debería responsabilizar el moribundo en plena agonía?
¿A los médicos que les permitieron engordar de una forma tan desafortunada (fueron desde el Doctor Lerma, al Doctor Zaplana y al Doctor Camps)?
¿Al último médico, el Doctor Fabra que les propuso una dieta rigurosa a fin de poder conservar su vida, aunque tuviera que pasar por un proceso doloroso, para adelgazar?
¿A la dietista encargada de cumplir a rajatabla la dieta que se le impuso?
¿A los “asesores bienintencionados” que quebraron la voluntad de la dietista, para denunciar su irregularidad ante el Departamento Legal del Ministerio de Sanidad?
Yo diría que “entre todos la matamos, y ella sola morirá”, victima de su servilismo al poder establecido en cada momento, y a su falta de ética y voluntad para enfrentarse a quienes ahora dicen que les manejaron, pero que les sobre alimentaron durante muchos años.
Esa denuncia ahora no me sirve, y si me hubiera servido con el ejercicio libre e independiente de su condición de periodistas.
Me duelen profundamente las 1.700 personas destinadas al desempleo, y particularmente algunas de ellas a las que me vinculan lazos familiares o de amistad y afectos muy particulares.
“FABRA HA HECHO LO QUE HUBIERA HECHO YO, Y DEBERIAN HACER TODOS LOS PRESIDENTES DE AUTONOMIAS, CUYAS TELEVISIONES PUBLICAS GENEREN UN DEFICIT INSOPORTABLE, CON LA UNICA FINALIDAD DE SERVIRLES DE INCESANTE INCENSARIO A ELLOS”
Y aunque tenga un precio político a pagar en las próximas elecciones, ha demostrado ser una persona digna y honesta.
El Dr. Fabra no ha propuesto ninguna dieta rigurosa. Unicamente ha dado un tratamiento con fitosanitarios que no habían superado los correspondientes controles sanitarios a falta de algún valedor otras veces presente. Para que darle tantas vueltas al asunto? Antes de plantear un ERE que expresamente contenía defectos de forma que lo hacían ilegal, por qué no se cerró directamente el canal? Qué intentan hacernos ver? Qué la culpa es de otros? Vaaaaaaaa...