De la primavera... al infierno árabe
En unos pocos meses, lo que se inició como “Primavera Árabe”, para tratar de llevarles la Democracia (en mayúsculas) a los países de la vertiente sur del Mediterráneo, se ha convertido en un auténtico “Infierno Árabe”, sin rastro de democracia.
El mundo occidental empeñado en pensar que el reloj del mundo marca la misma hora y el mismo siglo en todos los países, aún no se ha percatado que lo que vale para Occidente, puede no valer para otras culturas, ancladas en el pasado y que tendrán que hacer su propio recorrido en busca esos principios hoy irrenunciables para nosotros.
Y encima de toda esa ignorancia, tampoco aprenden de las lecciones recientemente vividas en otros países islámicos como Irán, Afganistán e Irak, a los que les prometimos convertirles en demócratas, y les abandonamos o estamos abandonando saturados de sangre y fuego, que lejos de mejorar, parecen destinados a morir matando.
Ya no quiero entrar a divagar en las razones que movieron a Occidente a intervenir en esos países, si fueron políticas o económicas, desinteresadas o interesadas.
Lo cierto es que les hemos obligado a todos ellos a recorrer caminos de ida y vuelta con un costo incalculable en vidas humanas y conflictos internos que se han demostrado a todas luces innecesarios y contra producentes.
El Islam está viviendo ahora el período de la Inquisición de la cultura occidental, y de eso no han querido enterarse nuestros dirigentes.
Con esos condimentos, aderezados por el hambre y las necesidades vitales sin cubrir, cualquier elección en el mundo árabe, petrolero o no petrolero, esta destinada a convertirse en una Teocracia Islamista, como se demostró en Irán en el último cuarto del siglo pasado y que perdura pese a todos los bloqueos y condicionamientos a los que se les ha sometido desde Occidente.
El Sha, no era un modelo de democracia, pero el tiempo ha venido a demostrar que la sociedad persa, con él alcanzo unos niveles de desarrollo y bien estar que hoy están muy lejos de tener.
Afganistán ha pasado de ser un país aislado y viviendo en paz con sus miserias y sus traumas, a convertirse en un hormiguero de tribus enfrentadas entre si, y entre las cuales tenemos a soldados occidentales siendo asesinados o presionados día a día para nada, justificándonos como defensores de una democracia que nunca ha llegado ni llegará, por muchos años que nos queramos quedar de vigilantes de una guerra sin final.
En Irak, Saddam Hussein era un sátrapa infumable, pero a la vez también era quien mantenía un equilibrio estable, entre chiitas, sunitas, kurdos y cristianos desde hacía muchos años.
No entiendo como no le fulminaron al liberar Kuwait después de su invasión, cuando tenían motivos para hacerlo, y sin embargo pocos años después cuando yo no veía mas razones que intereses económicos petrolíferos, le invadieron y desencadenaron una guerra que sigue viva después de bastantes años, y sin visos de traer la democracia a una zona que en su día fuera Paraíso Terrenal (entre el Éufrates y el Tigris) y hoy volcán en erupción permanente.
Tampoco allí ni a Afganistán ha llegado el menor atisbo de democracia, a pesar de todos los pesares.
Y con esos antecedentes, esta vez sin aportar ejércitos pero si dinero a manos llenas, Occidente inició hace unos meses un proceso de democratización de Argelia, Túnez, Libia, Egipto y Siria, condenado de antemano al fracaso.
Y en mi opinión es así, porque como expliqué al principio de mi columna, en todos ellos acabaran imponiéndose partidos Islamistas cuya legitimidad democrática, podrá estar fuera de toda duda o no estarlo, pero cuyos cimientos seguirán siendo unos ejércitos estructurados por los anteriores regímenes dictatoriales, que en cuanto los nuevos gobiernos traten de imponer la Sharia o principios religiosos inaceptables para ellos, pondrán punto final a sus Gobiernos, viéndose obligados a volver al pasado de una forma u otra, si no quieren que todas esa nuevas Democracias, se conviertan en Teocracias similares a la iraní que lleva tiranizando y arruinando al un día floreciente y moderno Irán de Reza Pahlevi, más de tres décadas.
Egipto esta ahora inmerso en ese proceso, de regreso al pasado.
Siria aún no ha dado el primer paso, porque Bashar Al Assad que fue recibido como el aperturista del régimen muy duro de su padre Hafez el Assad, ha demostrado ser mucho más cruel e intransigente que su padre, y no suelta el poder pese a los muchos intentos de nuestros políticos, para que democratice a su país.
Ocurriría lo mismo que en Egipto, pero lo que no es de recibo es que ya sean sus propios ejércitos, o los de la oposición para buscar apoyos internacionales definitivos, hayan usado bombas de gas sarín, para masacrar a inocentes victimas en la retaguardia.
Eso son los conocidos efectos colaterales de unas guerras desatadas sin sentido, ya que cuando uno se mete en un fregado como estos, tiene que tener prevista la puerta de salida, y si no la tiene……mejor no entrar.
Argelia y Túnez se encuentran en un punto intermedio del recorrido, por lo que no sabemos como van a terminar, pero lo innegable es que hasta ahora ni uno sólo de los procesos de democratización de un país musulmán, he llegado a buen fin.
¿Por qué empeñarnos en enseñarles a vivir como lo hacemos nosotros, si ellos no quieren?
¿Por qué pretender hacerles avanzar varios siglos atropelladamente en sus culturas, si nosotros también necesitamos el discurrir de esos siglos para llegar a donde estamos?
Lo cierto es que personalmente, si para tratar de imponer una Democracia Occidental en todos ellos, tengo que pasar por el tubo de la Teocracia Islámica, mejor dejarlo como estaba, ya que poco a poco iban progresando, y mejorando sus condiciones de vida.
En Irán que es el único ejemplo vigente, pese a tener una riqueza petrolera inmensa, mis amigos iraníes me confesaban recientemente que la sociedad iraní había retrocedido en libertades y calidad de vida de sus ciudadanos, a niveles de 1940, en los últimos treinta años, es decir, que han avanzado como los cangrejos….hacia atrás.
Lo realmente difícil ahora será desandar lo andado en los últimos meses.
Esperemos que su Dios y el nuestro (que siempre será el mismo) se unan para encontrar una solución plausible.
Estoy de acuerdo prácticamente en todo. Mi reflexión es que cada uno es cada uno. No podemos pretender que los demás sean como nosotros. Es imposible. Ellos han de pasar su "inquisición" como lo hizo la religión católica. No se debe de entrar en un bosque si no sabes por donde vas a salir. Y aunque nos duela, es lo que hay. P.D. a mucha mas pequeña escala, y salvando las evidentes diferencias, hay que aplicar esta teoría a la España actual, no es lo mismo el norte que el sur, ni el este que el oeste o el centro, cada lugar de España, tiene su propia forma de ser y no es bueno el café para todos. A mi me gusta el carajillo de Burriana, que no lo saben hacer en otros lugares. Solo en Salamanca me han servido un carajillo como el de ahí. Disculpen la gota de humor.