El “Populismo” , nuevo sistema político para Latinoamérica
Los recientes incidentes en la cumbre Hispanoamericana de Chile han servido de bautismo de fuego y presentación en sociedad de esa nueva forma de Gobierno que al socaire de la democracia ha empezado a generalizarse en nuestros países hermanos del continente americano, con la bendición explícita del único de ellos que no llegó al poder a través de las urnas, que fue Fidel Castro.
Tanto Chávez en Venezuela como Evo Morales en Bolivia y Ortega en Nicaragua son los tres exponentes más significativos, de este movimiento y todos ellos hacen uso de cualquier recurso para despertar en sus conciudadanos los más bajos impulsos humanos para mantenerse ellos en el poder.
No les importa denigrar a los empresarios para despertar el sentimiento de envidia y odio de los desfavorecidos, que ni siquiera se paran a pensar que sin empresas no hay trabajo y sin trabajo no hay bienestar ni desarrollo económico y social.
No les importa vender la imagen del colonizador español como algo odioso y repugnante que vino a expoliarles y robarles su riqueza hace más de quinientos años, como si fuese ayer… y les recuerdan con asquerosa tendenciosidad que la situación se repite ahora.
Nunca les explicarán que nuestras empresas van allí a llevarles progreso, nuevas tecnologías, inversiones que les ayuden a salir del subdesarrollo y en definitiva a crearles puestos de trabajo que les ayuden a llevar una vida más adecuada a los tiempos en los que viven, sin renunciar en ningún caso a obtener unos beneficios, que a fin de cuentas es la razón de ser de las empresas.
En diferente medida me recuerdan esas actitudes a las que vivimos en España en la década de los setenta, donde los partidos de izquierdas españoles aprovecharon los mismos recursos para arruinar a las empresas españolas y al propio país, sumiéndole en un caos de huelgas día a día con tal de conseguir un protagonismo político que les acercara al poder. El enemigo común y “vampiro” del pueblo era la empresa, que les explotaba y se aprovechaba de su trabajo. Nunca oí a nadie en aquellos años explicarle a la clase obrera que sin empresas no hay trabajo y sin trabajo no hay progreso.
Y les aseguro que yo era trabajador asalariado por cuenta ajena y en muchos momentos eché de menos el oír esa reflexión de boca de la clase política de izquierdas.
Es decir, que el actual “Populismo” latinoamericano estimo que tiene las mismas raíces de miseria humana que tuvieron aquellas actitudes, con la importante diferencia de que los socialitas y comunistas españoles trataban de acercarse al pueblo y al poder por vías democráticas y los “salva patrias” latinos tratan de perpetuarse y blindarse a ellos mismos en el poder, una vez llegados al mismo, por las mismas vías.
Me dan pena los venezolanos, los bolivianos y los nicaragüenses, si quienes les tienen que llevar a la vía del desarrollo y el bienestar van a ser esos líderes, que en estos momentos llevan las riendas de sus países.
En momentos de pasión por las izquierdas, en Sudamérica, mucho más positiva, reconfortante y sensata, me parece la de los brasileños y chilenos, incluso uruguayos y argentinos, que tienen unos gobiernos de izquierdas, pero infinitamente más respetuosos de las reglas democráticas y respeto de los derechos humanos en todos los aspectos, y que aun cuando sean gobiernos de izquierdas, son muy conscientes de que necesitan el desarrollo empresarial y la colaboración internacional, y salvo en contadas ocasiones en Argentina (que también quisieron coaccionar a la inversión extrajera, imponiéndoles condiciones inaceptables) supieron reaccionar y hacer una política sensata, más que “populista” y pensar en el bienestar de sus conciudadanos más que en el suyo propio.
Me preocupa, la situación del empresariado español con inversiones en Venezuela, ya que ese “paranoico” puede tomar las medidas más impensables para perjudicar los intereses españoles en su país, sin pensar en el daño que le haría a su propio pueblo.
Pero de su catadura moral y su talante político deberían de haber estado bien informados tanto el Ministro de Asuntos Exteriores (que me temo que no se entera de nada) como el Presidente del Gobierno, antes de darle la cobertura y el apoyo que le habían venido dando desde el inicio de la legislatura, y así ahora no tendrían que pasar por este trance y tener que tragarse los sapos y los caprichos de un maleducado dictador, pese a haber sido elegido democráticamente.
El sabe que el “antiespañolismo” o “anticolonialismo” vende muy bien en Venezuela en los tiempos que corren y lo utilizará en toda la extensión que pueda para ganar el “referéndum” venezolano del 2 de diciembre, que le permita perpetuarse en el poder, ignorando totalmente las limitaciones constitucionales venezolanas.
Tampoco los 300.000 españoles residentes en Venezuela lo tienen demasiado fácil, y por la misma razón nuestro Gobierno se encuentra atado de pies y manos, cautivo de una situación que nunca debió de permitir.
Al menos que nos sirva de reflexión y que sepamos llevar una política internacional mucho más racional e inteligente en el futuro, si repiten legislatura los socialistas.