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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

La política educativa municipal y “los pancarteros”

    Hace unos días, al terminar aquí el pleno de les Corts Valencianes, me sorprendió un pequeño grupo de 8-10 mujeres a la salida con unas pancartas exigiendo al concejal de Educación algunas pequeñas mejoras en el grupo escolar nº 5, algo así como una sombra en el patio del colegio, unos juguetes infantiles en el mismo y una fuente, más o menos.

    Me llamó la atención, que eran casi todas ellas latinoamericanas y una o dos magrebies, incontestablemente, y otros dos españolas, una madre y una abuelita educada y encantadora con la que cambié tranquilamente impresiones.

    Cuando me acerqué a ellas (sobre todo a las inmigrantes) y les pregunté en un tono educado y cordial si acaso pensaban ellas que en sus países de origen sus hijos iban a tener una mejor educación y unos locales educativos con aire acondicionado como lo tenían aquí, su respuesta fue un grito unánime de “racista”, que me recordó inmediatamente el que suele usar la izquierda española de fascista, cuando uno no opina como ellos.

    Es decir cuando se acaban los argumentos lógicos, descalifica, que eso siempre da resultados.

    Me preguntaba a mí mismo y les pregunté a ellas si en sus países de origen irían a manifestarse ante Mohamed VI, Chavez o Evo Morales, con la misma contundencia y libertad que lo hacían aquí, y no supieron qué decirme. Sólo racista, a mí que me he pasado la vida conviviendo con musulmanes, chinos y latinoamericanos, y nunca me he sentido extraño entre ellos ni les he visto distintos a mí en ningún momento.

    A los tres días, leí en la prensa que las manifestantes habían conseguido que se cumplieran sus peticiones en tan corto espacio de tiempo e inmediatamente pensé qué poco era lo que debían de haber solicitado y seguramente tenían sus razones para hacerlo, pero que el Ayuntamiento se había metido en un buen berenjenal, pues cada pleno municipal se iba a convertir en una manifestación de pancarteros, en solicitud de sus reivindicaciones, sin importar lo lógicas o sensatas que fueran, y así ha sucedido.

    En el Pleno Municipal, del pasado jueves se manifestaron los del grupo escolar José Iturbi, al parecer la Policía Municipal, y no sé qué otro grupo de ciudadanos, hasta el punto de que el alcalde, llegado el turno de ruegos y preguntas, dio por cerrado el pleno y les pidió a los diferentes grupos políticos municipales que dichos ruegos los hicieran por escrito y se les daría la debida contestación.

    No quiero entrar en la justicia o injusticia de las peticiones de unos y otros, pero sí quise informarme del tema educacional y de los recursos municipales, para cubrir las necesidades educativas, y un concejal de la oposición muy amablemente me facilitó los datos que necesitaba.

    La población estudiantil, entre primaria y secundaria en Burriana, entre los cursos 2205/2006 y 2006/2007, se había incrementado en unos 200 niños inmigrantes, lo cual representa a una media de 30 niños por módulo, no menos de 6 módulos anuales lo cual está muy por encima de lo previsible y de los datos históricos de Burriana en la última década.

    Por ello se ha tenido que recurrir a los barracones prefabricados, mientras se acaban de construir las aulas adecuadas y estoy convencido de que eso está al alcance de quien quiera entenderlo.

    Quien quiera hacer política alrededor de este tema utiliza a esas personas y lleva a la calle, algo que tiene su contra muy fácil de explicar.

    El PP a nivel autonómico y local trata de solucionar lo mejor posible el tema de la educación de los niños y jóvenes que llegan, pero si los colegios de esta comunidad están desbordados es debido a la Ley de Inmigración llevada a cabo por el Gobierno y a su efecto llamada sobre la inmigración, pero, fundamentalmente, al hecho de que la inmensa mayoría de los inmigrantes que llegan, los desvían a autonomías, gobernadas por el PP. Ya que ni a los catalanes ni a los vascos les gusta recibir esas riadas de inmigrantes que llegan día a día, y como la educación y la sanidad están transferidas, nos llegan los inmigrantes y los insolubles problemas de estas dos características que tenemos ahora.

    De ahí que muchas madres españolas estén molestas porque sus hijos deban de estudiar en barracones en vez de en aulas (eso sí, barracones con aire acondicionado), cuando hay cientos de inmigrantes recién llegados estudiando en aulas normales, sin haber pagado aún ni una sola peseta de impuestos en España, pero eso se debe a las leyes que obligan a tener reservados para hijos de inmigrantes unos porcentajes determinados de plazas escolares.

    Y de la misma manera, nos encendemos en las larguísimas esperas ante las atenciones médicas en los centros de salud, y en las recetas rojas, sin tener que pagar nada por las medicinas de los emigrantes, cuando los que nos hemos pasado todas nuestras vidas pagando impuestos tenemos que pagar por las medicinas los precios reglamentados.

    Y el agradecimiento que reciben nuestros políticos, ante todas esas concesiones a los inmigrantes, son esas pancartas dirigidas por quienes tienen la obligación moral de solucionar los problemas desde el gobierno, en vez de encender la mecha de la insatisfacción, en cada autonomía que no gobiernan.

    Espero que los votantes de esta comunidad sepan distinguir el sentido común y la buena administración, de la demagogia y el “pancarterismo” de estos políticos, que llevan la política a la calle en vez de solucionarla en los foros adecuados.

    Y esta reflexión va para todos los que se dedican al servicio público… aunque algunas veces uno llega a pensar que van a “servirse del público”.

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